Había
un campesino amante de escuchar la radio, todo programa que le entretuviese y
le alegrase el alma, lo escuchaba con gusto. Aunque en su tierrita vivía
siempre contento, la soledad lo acosaba muchas veces ya que le gustaba trabajar
solo, y como las labores campesinas son bastante duras ya casi no se encuentra
quien ayude a hacerlas.
Desde su niñez, escuchaba la radio al lado de su padre. Al viejo le agradaban las radionovelas, y demás programas que lo hacían soñar con grandes héroes e historias de amor y aventuras.
Desde su niñez, escuchaba la radio al lado de su padre. Al viejo le agradaban las radionovelas, y demás programas que lo hacían soñar con grandes héroes e historias de amor y aventuras.
El
campesino es por naturaleza un soñador, siempre pensando en hacer producir su
tierra para llevar sus cosechas al pueblo y ganarse algún dinero y así poder
mejorar su modo de vida. Esto es más que un sueño, ha sido por miles de años
una utopía, una quimera.
Como decía, toda historia en la radio lo transportaba a un mundo mágico, todo se lo imaginaba, y se inventaba sus propias aventuras, las cuales luego trataba de recrearlas con sus hermanos. Corriendo por los cafetales y potreros, se divertían de lo lindo.
Con el paso del tiempo, se le metió el bichito del amor, se convirtió en un romántico empedernido. Escuchaba las emisoras que pasaban música romántica, la cual hoy llaman disque de plancha, o planchar. Qué cosa más maluca, hermano. Si a mí nunca me ha gustado planchar, y la música siempre la he escuchado entre vacas y cafetales. Lo cierto es que creci con la magia de la radio y esto me ayudó a pensar e imaginarme cosas más allá de mí: Dice con orgullo.
Como decía, toda historia en la radio lo transportaba a un mundo mágico, todo se lo imaginaba, y se inventaba sus propias aventuras, las cuales luego trataba de recrearlas con sus hermanos. Corriendo por los cafetales y potreros, se divertían de lo lindo.
Con el paso del tiempo, se le metió el bichito del amor, se convirtió en un romántico empedernido. Escuchaba las emisoras que pasaban música romántica, la cual hoy llaman disque de plancha, o planchar. Qué cosa más maluca, hermano. Si a mí nunca me ha gustado planchar, y la música siempre la he escuchado entre vacas y cafetales. Lo cierto es que creci con la magia de la radio y esto me ayudó a pensar e imaginarme cosas más allá de mí: Dice con orgullo.
Con
el paso del tiempo comenzó a oír las noticias y demás programas que pasan tanto
por una y otra emisora, de las dos que han existido siempre.
Siempre
le agradaron y le siguen gustando los programas de humor y recocha de la radio.
Se divierte mientras trabaja, y se imagina toda clase de situaciones, sin
necesidad de verlas. A esto atribuyesus pensamientos locos, ya que siempre ha
recreado su mente con aventuras, siempre de oídas, muy pocas de vista.
Ya con los noticieros radiales, se hizo amiguísimo de toda la vida de los dos grandes de la radio, sus amigos Yamid y Juancho.
Ya con los noticieros radiales, se hizo amiguísimo de toda la vida de los dos grandes de la radio, sus amigos Yamid y Juancho.
Su
vida ha ido y venido, algo allí otro poquito allá, aprendiendo una cosa y otra,
leyendo, estudiando, mirando, oyendo pero escuchando poco, lo mismo que todos.
Eso nos comenta.
Desde
hace ya un buen rato, le ha sabido entrar el deseo de escribir, razón por la
cual busca aprender, ya que uno de estos dos personajes ya nombrados le ha
hecho coger un especial cariño y agrado por una bella ciudad en la cual dicen,
se le aparece la musa a los románticos y poetas. Es por eso que soñaba con ir
allá y poder encontrársela y charlar con ella.
Soñaba
día y noche con ir a Cartagena a conocer a dicha musa, pues según lo que se
escucha por la radio, allá está ella, esperando a sus enamorados para
flecharlos con su especial gracia para las letras. Esta hermosa ciudad se ha
convertido en lugar de encuentro de artistas, poetas, músicos y demás soñadores
de la paz.
Este
campesino alegre, de machete y botas, anda ahora a la moda; con celular y otros
fierros colgados al pescuezo. Ya no se conforma solo con su radio, él
ingenuamente cree que con dicha tecnología logrará comunicarse mejor con todos
esos personajes a los que escucha con atención a diario en su cajita a la
cintura.
Como
todo hombre de fe, esperó, esperó y esperó hasta desesperar, esperando
respuesta alguna a mensajes de texto, de voz, trinos, facebooks, googles y
muchas otras formas modernas de comunicarse con los seres de otras tierras.
Pagaba
días de interné para poderse conectar con sus emisoras favoritas, les enviaba
fotos trabajando, en fin hizo todo lo posible para hacerse notorio, en vista de
no alcanzar sus objetivos, y como su aspiración era ir a Cartagena, entonces
cambio de estrategia, a cambio de gastarse sus centavos haciendo tantas
artimañas para ser oído, se dejó de esas sinvergüencerías, como le decía su
mama, y se puso a ahorrar para poder ir a encontrarse son su amor platónico.
Soñar
no cuesta nada, le insistían sus amigos y los demás también.
En
fin… un día cualquiera este terco y necio personaje tomó su decisión. Se fue
para Cartagena. Sin decir nada a nadie, disque para que no lo jodieran tanto, cuenta
él mismo, que viajó por tierra, agua y a pata, y después de un jurgo de días,
con hambre y sueño, llegó.
¡Aaah,
qué dicha! Se dijo, ahora lo mejor, a caminar por la playa y tomar el fresco
del mar. Esto sí es vida, decía.
Más
contento que marrano estrenando lazo, o como dice un amigo, “qué vidononón”.
Como llegó en la tarde-noche, dijo él, se puso a caminar un rato por la playa, luego fue a buscar dónde quedarse, preguntó en unos edificios que decían hotel, ¿cuánto valía quedarse allí? Ahí mismito lo sacaron corriendo, tanto con la respuesta como con la seguridad. Disque valía como doscientos mil una noche, como les parece, dijo el hombre, quedó más aburrido que mico recién cogido.
Como llegó en la tarde-noche, dijo él, se puso a caminar un rato por la playa, luego fue a buscar dónde quedarse, preguntó en unos edificios que decían hotel, ¿cuánto valía quedarse allí? Ahí mismito lo sacaron corriendo, tanto con la respuesta como con la seguridad. Disque valía como doscientos mil una noche, como les parece, dijo el hombre, quedó más aburrido que mico recién cogido.
A
la final terminó durmiendo en un pulguero, donde ni baño había, pero al menos le
había quedado alguito pal desayuno, contó
con voz entrecortada.
Pero
eso nos es todo, mano. Lo más verraco fue todo lo demás que le pasó. Imagínese
usted que al otro día se levantó bien tarde, como a las seis de la mañana, se
tomó un tinto y se largó de allí, pues ya le rascaba todo, y al ver la cara de
los demás, se vino asustando. Entonces agarrósus tres chiros y se fue a la
playa, no se imaginan la dicha tan grande, por primera vez en la playa, bueno
por segunda vez ya que la noche anterior había estado allí, pero ahora si la
podía ver bien.
Esto
era todo un sueño, pero despierto, se puso a caminar y a buscar a la musa, lo
arrecho era que no tenía ni idea cómo era ella. En la mañana, todo estaba solo,
entonces caminó y habló con varios pescadores, hasta se compró un pejerrey para
almorzar. Al rato comenzó a salir gente a la playa, y continuó con lo que había
venido a hacer. Miró y miró gente, y sin saber quién de todos ellos sería la
musa, aunque ya tenía claro que no era una persona como cualquiera, sino
alguien muy especial. Casi como una diosa o un dios.
Por
allí la pasó todo el día, ya se sentía hervir del calor, en la tarde conversó
con unos muchachos que se le acercaron, al rato les echóel cuento, en lo que
andaba, y ahí mismito le dijeron que ellos sabían dónde hallarla y lo
convidaron a que fuera con ellos, se le iluminaron los ojos de la alegría, y
corriendito se fue con ellos. Lo llevaron por varios lugares y le mostraron
varias personas, pero ninguna de ellas era. Ya algo más noche le quitaron lo
poco que traía, y casi le cascan porque no se quería dejar robar, se defendió
como pudo, a pata y puño, lástima no tener mi machete pa darles, se dijo a sí
mismo.
Con
el entusiasmo por el piso, siguió caminando por esos parajes todos raros por
donde lo habían llevado, ya estaba bastante oscuro, por eso buscó playas más
iluminadas. Como ya no tenía ni para el tinto, ni siquiera buscó donde quedarse pues con qué iba a pagar,
decidió caminar hasta tumbarse de
cansancio y así se dormiría en la playa o en cualquier sitio, pues cansado, con
hambre y sueño, cualquier lugar es bueno para dormir.
Así
fue, durmió como una piedra en la playa, debajo de un palo. Muy de madrugada se
despertó con el cuello tieso, y casi encalambrado del frio del mar. Se echó a
pensar: y ahora qué hago, -no encuentro lo que busco- sin plata, ni nada, será
buscar como devolverme para el pueblo. Estaba acostumbrado a tirar hambre y a
estar mamado de todo, y todos los días, por lo que esa situación no era tan
nueva para él.
Se
paró y caminó otro resto, se encontró con los pescadores del día anterior, y
les contó la historia, ellos se reían como locos de su cuento, y le mamaron
gallo hasta más no poder. Al rato le dieron tinto y hasta lo invitaron a comer
pescado con yuca. ¡Dios mío¡ dijo con gusto, esto si está sabroso mano. Los
ayudóen algunas labores y ellos lo animaron a que les echara el cuento a los
turistas para hacerlos reír y que le dieran algo para el pasaje de vuelta.
Eso
le tocó hacer, duró todo el día siendo el hazme reír de varios hasta que
completó lo del pasaje, pues con lo mamao que estaba no quería caminar ni un
milímetro más.
Lo que es la debuenas mano, dijo. Uno de esos tantos a quienes les echóel cuento, le gustó la historia, y lo invitó a charlar con él. Como ya estaba cabriao con lo sucedido casi no le creyó, pero él le invitó un refresco y se sentó a conversar. Después de un rato el hombre le explicó lo de la musa, que eso no era alguien por ahí que lo iluminara nile diera poderes para escribir, que tocaba era leer bastante y escribir cuanta locura se le viniera a la cabeza, que echando a pique se aprende, y así mismo le dijo otro pocotón de cosas un tanto interesantes, lo cierto es que ya más contento y con algo en el buche, se fue a coger el bus pal pueblo.
Lo que es la debuenas mano, dijo. Uno de esos tantos a quienes les echóel cuento, le gustó la historia, y lo invitó a charlar con él. Como ya estaba cabriao con lo sucedido casi no le creyó, pero él le invitó un refresco y se sentó a conversar. Después de un rato el hombre le explicó lo de la musa, que eso no era alguien por ahí que lo iluminara nile diera poderes para escribir, que tocaba era leer bastante y escribir cuanta locura se le viniera a la cabeza, que echando a pique se aprende, y así mismo le dijo otro pocotón de cosas un tanto interesantes, lo cierto es que ya más contento y con algo en el buche, se fue a coger el bus pal pueblo.
Durante
el viaje casi no duerme, nos cuenta; pensando en lo que le comentó ese personaje. Lo cierto es que pensó y pensó y comenzó a
entender varias cosas de lo hablado allí, al final pudo pegar el ojo un rato.
Ya
en casa, comenzó a estudiar y a leer varias cosas de lo recomendado, escribía y
volvía a escribir, leía y volvía a leer. Volvió a invertir los pocos pesos que
podía en fotocopias e interné para tener material de lectura en sus horas de
descanso.
Con el paso del tiempo comenzó a conocer a su musa, se la encontraba en el cafetal, en el potrero, en la puerta de la casa al llegar por las tardes, y así se la encontraba en diferentes lugares y a cualquier hora del día o de la noche, a veces lo despierta para qué la escuche, razón por la cual se acostumbró a llevar consigo un cuaderno y un lapicero, pues ella es tan quisquillosa o mejor dicho, tan celosa que no se aguanta que lo distraigan tantico con otra cosa, porque ahí mismito se larga, y vaya cuanto se demora en volver a dejarse ver.
Con el paso del tiempo comenzó a conocer a su musa, se la encontraba en el cafetal, en el potrero, en la puerta de la casa al llegar por las tardes, y así se la encontraba en diferentes lugares y a cualquier hora del día o de la noche, a veces lo despierta para qué la escuche, razón por la cual se acostumbró a llevar consigo un cuaderno y un lapicero, pues ella es tan quisquillosa o mejor dicho, tan celosa que no se aguanta que lo distraigan tantico con otra cosa, porque ahí mismito se larga, y vaya cuanto se demora en volver a dejarse ver.
Definitivamente
mi amigo, a nosotros los pobres, si queremos algo, en verdad que nos toca muy
jodido para lograrlo, pues nadie nos para bolas, únicamente cuando uno ha
logrado alguito es cuando medio lo vuelven a mirar, y muchos solo lo hacen con
el propósito de quitarle lo poquito que tiene, por eso hay que tener mucho
cuidado y ser más atentos y juiciosos con nuestros anhelos y deseos, ya que
solo a punta de esfuerzo y tesón lo podremos sacar adelante. Tenemos que andar
vivos y pelar el ojo.
En este mundo estamos y por el camino andamos, espero llegar un día allá.
JoseFerchoZamPer
En este mundo estamos y por el camino andamos, espero llegar un día allá.
JoseFerchoZamPer
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