“Es casi imposible que el común del pueblo se
libere de la superstición como del miedo, porque de esa manera los han formado
para mantenerlos dominados”
La superstición es una creencia o práctica
irracional asociada a eventos y reglas de tipo mágico, místico o sobrenatural, éstas
son muy comunes entre todos los estratos sociales y educativos de la sociedad,
y pueden ir desde pequeños gestos para convocar la suerte, hasta creencias más
elaboradas.
Todo esto lo manejan los gobernantes tanto
como las religiones buscando obediencia, de lo contrario recurren a infundirles
miedo o temor con tal de mantenerlos en sujeción a su supuesta autoridad.
Todo esto por la creencia de que los
individuos pueden alterar su destino o suerte, tanto de manera positiva como
negativa, dependiendo del acto supersticioso de personas de escaso conocimiento
espiritual.
Las supersticiones se basan en tradiciones
populares consideradas ilógicas y aceptadas por la sociedad, es por esto por lo
que no hay que ver a la superstición como pensamiento irrelevante, sino como
una relación de causa-efecto que el hombre interpreta debido a distintas
cuestiones biológicas, psicológicas y sociales que le permiten dar significado
a su entorno.
Los
medios de comunicación ayudan a la propagación de estas ideas mediante la
presentación y distribución de mensajes y productos asociados con el destino y
la buena suerte.
¿Quién es aquel que ha influido decisivamente
en tu vida, hasta afectar tu manera de pensar? En mi caso ha sido Jesucristo.
Más allá de la moda, el maquillaje, las
prótesis o las refacciones- existe una belleza mucho más delicada y envolvente,
más cercana a Eros y Afrodita, una belleza que no caduca -más misteriosa y
atrayente que la que vende en el mercado la industria cultural-, que consiste
en dar cumplimiento al oráculo de Delfos: “conócete a ti mismo”, porque a
medida que más se profundiza en el saber más se acrecienta su atractivo y crece
el bien en la persona.
Esa gran parte de la población que, sometida
al poderoso influjo de las redes sociales, es arrastrada a las “bajas
pasiones”, al odio y al resentimiento social, y a esa mal llamada “música de
moda”, como esos lamentables programas de televisión infectados de mediocridad y
superficialidad que se transmiten a diario, llevándolos a una prostitución del
cuerpo como del alma.
Históricamente
el “punto de quiebre” es la estrecha conexión de la teología filosofante con
sus verdades de razón, fe y moral.
Son los prejuicios de una sociedad acostumbra
a preguntar ¿cómo se hace, pero no, por qué se hace?, la causa de los grandes
conflictos personales, sociales y políticos.
Los gritos retumban en las esquinas del
pueblo el domingo en la tarde, era tarde de futbol, además, el día del padre;
por tal razón, todas las licencias estaban permitidas. Al parecer acá no existe
la depresión, en el parque central los borrachos desocupaban las últimas
botellas y levantaban a punta de gritos a la vecindad.
El futbol le devolvió la magia a un país que la
había perdido. Dijo el alcalde.
Son las ruinas de la ruina. El tren pasa por
la bella estación, pero no se detiene desde hace muchos años. Ahora sólo es un
recuerdo, un sueño que se le aparece de vez en cuando.
Y otra vez la serpiente se muerde la cola.
Se me pasó por alto de una manera
irrespetuosa, la rabia, la ira, enojo, enfado, coraje, cólera, furia, furor,
exasperación, irritación, bronca, como todo un pendejo.
JoseFercho ZamPer
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