El triunfo de
la justicia, consiste en que se haga justicia.
Los campesinos del
mundo entero, cultivan la tierra, producen comida, agua, oxígeno y muchas otras
materias primas. Pero aguantan hambre porque viven de las miserias que les
pagan por sus cultivos, mientras que en los grandes supermercados de la ciudad,
sus productos cuestan veces más de lo que les han pagado por ellos.
Ellos no pueden
decidir el precio de sus productos al momento de la venta, por lo tanto no
reciben ni el costo de su trabajo, y su vida se hace cada vez más miserable.
Pero esto a los
consumidores no les interesa, cuando están haciendo compras, lo único que
atinan a decir es; “¿cómo está de caro todo?” pero no se interesan en las
personas, menos en la vidas de quienes están detrás del azadón trabajando la
tierra.
¿Bajo qué criterios
los comerciantes manejan el precio por el trabajo del campesino?
¿Cuáles son las
condiciones laborales dignas y seguras, en el campo?
¿Dónde están los
beneficios para el campesino, el desarrollo social, las facilidades para estudiar,
los subsidios para cuando las cosechas van
mal, las vías de acceso, etc.
Por el
contrario, cuando hay buenas cosechas, le bajan el precio a los productos, para
no darle oportunidad al campesino de ganarse algún beneficio.
La mayoría de
la población campesina está dispersa, viven lejos unos de otros, y las comunicaciones
se complican, no hay señal de celular, menos internet, la televisión es malísima,
por lo que no hay oportunidades de estudiar a distancia, ni hallar información útil
y presta para las necesidades del diario vivir.
Las empresas se
beneficiaban de esto, les pagan a los productores lo que ellos consideran por el
producto, casi siempre es poco. Luego les venden sus manufacturas bien caras,
Ej: compran la fruta a precio de huevo, y les venden los jugos al costo de
gallina criolla.
El campesino se
limita a producir y llevar a la plaza de mercado sus cosechas, y espera que se
le compense con un precio justo, pero casi siempre hay una muy buena excusa para
pagar el precio más bajo.
Recuerdo los
primeros cultivos que sembré, no recogí ni lo invertido. Había sembrado una hectárea
de yuca, con uno jornales pagos y otros al trueque, se plantaron las maticas,
nos tuvimos que ayudar con los vecinos para salir adelante, para no dejar
botada la cosecha, pues llovía a cantaros y no era nada fácil sacar el cultivo
de la tierra mucho menos llevarlo al pueblo. Recuerdo que pagaban por libra a
doscientos pesos, ($200) escasamente el costo de producción, tuve que echarles a
las vacas buena cantidad para no dejarlas enterradas.
Después sembré frijol,
estaba a mejor precio, pero cuando llego la recolección, el gobierno importó de
Ecuador miles de toneladas, disque para bajar el precio, por lo volví a quedar
colgado de la brocha, con mi trabajo y con los inversionistas.
Aquí es donde
hace falta la unión de los campesinos del país, para lograr algún tipo de
equilibrio en el proceso de producción y ventas para que tanto los campesinos
como los consumidores recibamos un beneficio real cuando hay buenas o malas
cosechas.
Competir con productores
fuera de las fronteras, es imposible; los precios que ofrecen en otros países son
mucho más bajos, pues usan tecnologías agrícolas mucho más sofisticadas, con
maquinarias e insumos subsidiados, donde el mismo gobierno les consigue
clientes para exportar, con créditos baratos y muchas más prebendas.
Desde que nacimos,
nacimos luchando, primero por la comida y luego por el trabajo.
Sin apoyo, no
podremos lograr nada, me parece que lo mejor que podemos conseguir es
sobrevivir, pero necesitamos mejorar la vida de miles de campesinos.
Antes el patrón
ni te miraba a la cara, ahora que somos patrones, no tenemos cara para mirar a
los obreros, no hay con que pagarles el jornal, sus hijos tienen hambre,
carecen de todo.
Qué lindo seria
que escucharan nuestros problemas y cuando necesitemos algo, nos lo faciliten.
Qué lindo.
JoseFercho ZamPer
No hay comentarios.:
Publicar un comentario