Un buen día conversaba un hijo
con su madre, este le comentaba sobre el asunto de lo que la ley permitía hacer
a los pacientes terminales y todas esas patrañas de la “muerte digna”, el joven
Le dije a su madre: "Mamá, nunca me dejes vivir en estado vegetativo,
dependiendo de máquinas y líquidos de una botella”. Si me ves en ese estado,
desconecta todos los artefactos que me mantienen vivo y bota todos los líquidos
de los cuales dependa, pues prefiero morir a estar así".
La madre se levantó y lo miró con
una cara de admiración y alegría intensa, nunca vista en ella.
Inmediatamente fue y desconectó: El
Celular, El Internet, El Cable, El Televisor, El DVD, El Computador, El Play. Y botó: El Whisky, El Vodka, El Tequila, El
Ron, El Aguardiente, El Vino y Las Cervezas.
Debemos aprender a desconectarnos
de todo aquello que nos mantiene es un estado vegetativo, para volver a
conectarnos a la vida.
Desconectarse no es fácil, por
eso debemos comprometernos con nosotros mismos en ser libres, encontrar una
vida nueva, por ende, mejor.
Las palabras son semillas las cuales
dependen de cada uno para que germinen y den fruto.
Es prioritario aprender a hacer
cosas distintas a lo habitual, como el desconectarse de todo lo que nos
mantiene tristes o melancólicos.
Creo que durante nuestra vida necesitamos
conectarnos y desconectarnos de todo; los horarios, las jornadas laborales, los
aparatos y las rutinas que nos mantienen como zombis. Hay mucho por aprender en
lo que a calidad de vida se refiere.
Todos vivimos de deprisa, con
todo en marcha, no queremos apagar nada, ni para dormir; pero sé que debo descansar.
¿A qué horas termina la jornada laboral?
Yo creo que es cuando vamos de vuelta a casa, con esa sensación gratificante del
deber cumplido.
Todos deberíamos saber cuál es
nuestro hogar. Por desgracia, muchas personas no tienen personas a quien volver,
solo cosas y situaciones por resolver.
En estos tiempos, muchos están perdidos
entre marañas de cables y enlaces virtuales, los cuales los lleva a perder esa
conexión humana, valores como el amor, que nos acercan al otro, a su dolor, a
su realidad, a su corazón. Es imposible dejar entrar personas donde todo está
ocupado con cachivaches viejos.
Parece que estamos llevando la
sociedad hacia un lugar equivocado. Es hora de asumir nuestra responsabilidad, de pararse
delante de las situaciones y redefinir los objetivos. Es necesario dedicar
tiempo para disfrutar de la familia, de todos y cada uno de ellos.
Todos estamos cometiendo suicidio,
y usamos tantas cosas para ello que, aunque no nos administramos drogas o
venenos directamente, si lo hacemos a través de lo cotidiano, y estamos
acabando con nuestras vidas.
Cuando nos desconectemos de todo
lo que nos está matando, podremos seguir viviendo. Si dejamos que la naturaleza
cumpla con su misión, nos proporcionará una mejor calidad de vida.
La personalidad está formada de:
costumbres, tendencias, intereses, lo cual ofrece una imagen de falsa
coherencia es sí. Es decir: si te sientes divertido en las fiestas, muchos
deducen que eres una persona divertida. Pero quienes te conocen mejor, en
situaciones en las que no posees el control, muy seguramente ellos tengan otro
concepto de ti.
El apego es la inclinación,
dependencia, afición o adicción hacia algo o alguien. La persona dependiente se
diluye en la otra perdiendo de vista sus ideas, valores, proyectos, y, en
definitiva, su individualidad. Cuando dependemos de tantas cosas externas a
nosotros, lo que nos ocurre es que mantenemos una relación adictiva y enfermiza,
por ello, el apego es una causa de sufrimiento.
En una relación sana, la persona
asume la responsabilidad de su propia vida y de sus acciones. La felicidad no
está en el otro, sino que depende de cada uno de nosotros, generando libertad e
independencia. La educación transita por un camino de piedra, si alguien comete
una falta, los otros propenden el castigo por ello, sino se muestran
decepcionados, tristes o dolidos.
El hombre es responsable de sus
actos, debo actuar a conciencia, pues la calidad de vida depende de lo que me
hace feliz. No es saludable aferrarse emocionalmente a nada, tampoco, a nadie.
De todas esas porquerías debemos
mantenernos desconectados.
Eso es lo que nos mata.
JoseFercho ZamPer
Interesante.
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