Era un
día muy especial, como todos los días cuando salgo a caminar.
La luna lucía
radiante, son las cuatro de la mañana, me dije, me levanté con algo de prisa, armé
mi mochila con todo lo necesario para el viaje, tomé café y salí corriendo loma
abajo hasta el pueblo; la cita era a las 5 a.m.
Desde la
noche anterior rondaba en mí, cierta ansiedad, un tanto normal cuando se tienen
compromisos serios con otros caminantes, más sin embargo me sentía extraño, un
tanto incómodo, como si presintiera un suceso anormal para el día siguiente.
Caminé
casi corriendo para no retardar la salida, pero unos desconocidos caminaban por
la misma vía, haciéndome evocar un pasado casi perdido en mis recuerdos por
tantas desventuras.
Con un
trastorno en el bajo vientre, que se me subía a los dientes, llegué casi sin
alientos al punto de encuentro.
Superados
los retrasos, salimos con alegría a recorrer 22 km, de la jornada del día.
Por caminos
de herradura, trochas, bajadas y subidas, después de 5 horas llegamos a la meta,
sin ninguna algarabía, pues en el camino se habían quedado todas las energías.
Los grandes
beneficios de caminar en compañía están el compartir chistes, cuentos, historias
y aventuras de cada grupo y personas en el bello deporte del senderismo.
Entre malezas,
piedras, charcos y espinas se hace necesario darles la mano a las mujeres que
de cuando en vez nos acompañan en el camino, no solo por cortesía o
caballerosidad, sino, porque el camino se hace tortuoso, resbaladizo y
peligroso en algunos tramos y ocasiones.
En estos
intercambios de palabras, miradas y manos, se van captando y compenetrando
ciertas energías benéficas para las relaciones personales; por lo que, es fácil
hacer amigos.
Después
de caminar por tres hermosos días, e ir a distintos pueblos, compartir miradas y
sonrisas, me quedé meditando varios días; ¡qué hermosa que es la vida¡, concluí.
Al mirar
las fotos de dicho encuentro, y compartirlas con los protagonistas del evento, decidimos
intentarlo de nuevo, pues, ya no queríamos ser solo amigos, algo más fuerte nos
unía.
Encantados
por los bellos momentos, los paisajes, las sonrisas y los recuerdos, planeamos
un recorrido para el mes siguiente; la confianza que se obtiene al saberse aceptado
y sin recelos nos anima y motiva para juntos, volver a hacerlo.
Caminando
por el mismo camino.
Nos vimos
a los pocos días de camino, pero no hicimos caso del otro, porque estábamos en
otros caminos, éramos gente de distinto mundo.
Sn
embargo, al ir caminando juntos, la aproximación fue cambiando el rumbo, al hablar
fuimos viendo lo entrañable del interior, juntos bajo un cielo lleno de
estrellas, de repente, uno puede cambiar de perecer.
Los días pasaron
y la aventura con ellos, mas no pude dejar de pensar en ella.
Lo hermoso
de empezar un nuevo caminar es que, uno en la medida que pasan los días, va
necesitando del apoyo de sus compañeros o guías. El camino se va encargando de
dejar atrás las penas y las alegrías de nuestra antigua vida. Las barreras que nos
dividían se van desmoronando con el viento, el calor o el frio de la travesía.
El amor
verdadero existe, si lo esperamos con corazón sincero él llega. En una vida de
éxitos el común denominador es el amor.
Cuando hay
amor de verdad, es imposible borrar la sonrisa de felicidad de la boca, pese a
las vicisitudes de la vida.
Todos vamos
tras los mismos propósitos, el amor verdadero.
Sin saber
a dónde nos llevará el camino, nuestras vidas empiezan a entrelazarse a través
de las experiencias compartidas en el cada día, conociéndose y sintiéndose a
gusto el uno con el otro, los golpes del caminar juntos van fortaleciendo la
amistad y el amor.
En el
camino de la vida uno se encuentra con personas que, después de unas cuantas
caminatas nos llevan a descubrir su corazón y entonces entendemos que sí se
puede volver amar; es todo un privilegio que pocos suelen disfrutar.
Cuando hallamos
a quien nos canta a capela con voz angelical, hallamos el remedio a nuestros
males, la cura para nuestras heridas es como estar acostado encima de las nubes;
aunque a otros les parezca disonante la melodía.
Cuando el uno llora, el otro lo acompaña y lo
consuela, pues su tristeza le pertenece, el otro ya hace parte de un mismo ser.
Mi musa de
inspiración me ha llevado a aventureras sin maletas, se ha hecho dueña de mi destino,
se ha convertido en el timón para dirigir mi camino, domando los más fuertes vientos,
mi corazón ya no entiende la dirección que mi conciencia tomó, mi cerebro
renovó sus neuronas como al principio en vista de una nueva vida.
Los caminos
no tienen regreso,
sigo
avanzando tras nuevos puertos,
soy un
joven dentro de mi cuerpo,
porque tu
amor ahora tengo.
Al momento
de acercarme le dije;
estoy sufriendo
un efecto óptico
una ilusión
o un espejismo
por el
reflejo de tus cabellos
y tu
hermoso cuerpo,
con
ternura y cariño me dijo,
estas
dentro de mis sueños.
JoseFercho ZamPer
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