Los espejos nos reflejan la
realidad que está frente, ellos no sugieren ni cuestionan nada, solo muestran
lo que ves.
La ciencia es un tanto contradictoria, lo
automatiza todo y nosotros terminamos sin ganas de pensar.
El verdadero cambio se debe
dar entre yo y yo, sin asistencia virtual ni intermediarios que nos lleven a
hacer o creer lo que ellos dicen. Necesitamos en verdad es despertar a nuestra
propia realidad.
Cuestiona tú, lo que crees
saber, no a los demás. Mientras más automatices tu vida, menos obligación
tienes de saber quién eres.
Pequeños hábitos, grandes
transformaciones.
Ejercitar la memoria nos
lleva a recordar lo que es importante, no necesitamos algoritmos para recordar
lo que nos gusta, las IA están programada para hacerlo. La elección consciente
nos hace humanos.
Cuando te llega esa
notificación que te recuerda algo importante, estás recibiendo una invitación a
actuar, una sugerencia a reflexionar sobre el tema.
Ser inteligente es reconectar
con tu ser interior, es tener capacidad de explicarte a ti mismo cuando te
sientes atascado, es mirar de cerca el problema y en voz alta, esto desbloquea
tu mente y te abre la comunicación con los demás.
No es estar menos
comprometido, sino expandir tu humanidad. Cuando decidas entablar una
conversación consigo mismo, recuerda ser honesto.
Verbaliza tus pensamientos y
emociones en voz alta, así podrás acceder a esos lugares más ocultos y oscuros
de tu interior. Un diálogo sincero contigo mismo tenderá puentes de
comunicación con tu mundo interior. Además, genera empatía con nuestro propio ser.
Es un ejercicio que puede resultar revelador, terapéutico y transformador.
Escucha tu voz interior, pon
atención a lo que resulte de dicho diálogo interno. Identifica áreas a mejorar
y acéptalas con amor. Genera empatía
contigo mismo. Se amable y comprensivo con tus emociones, así podrás serlo con
los demás. Además, podrás obtener; Autoconocimiento, Autoaceptación, Claridad
mental y Desarrollo personal.
Para qué mentirnos, si tú y
yo somos la misma persona.
En algún momento de la vida
nos sentimos vulnerables y es cuando dejamos ver lo que somos en realidad. Y,
para no cometer un pecado menor se recurre a un pecado mayor. Por una dignidad
disfrazada atentamos contra nosotros mismos.
Pero debemos entender que,
por más larga que sea la ducha que te des, no lograrás borrar la mancha que te
dejó el pecado cometido.
Eso me lo enseñó una niña bonita,
la más inteligente que se cruzó en mi camino.
Total, siempre llevamos
colgadas toda clase de etiquetas, tan bien escondidas bajo los harapos que
vestimos.
"En defensa de la
conversación",
La tecnología de la
información está causando un impacto profundo en la interacción humana. A
menudo sacrificamos la necesidad de una buena y significativa conversación con
otros, por un rato de esparcimiento frente a la pantalla con un humor tan
superficial y malsano, que causa vergüenza.
Si queremos disipar la
soledad, necesitamos participar de un simple acto reflejo, pero profundo para
la vida como lo es el diálogo genuino.
Cuando una persona se centra
en las formas no personales de la comunicación, especialmente con los
dispositivos móviles, se olvida de sí misma y de los demás.
Las interacciones cara a cara
que fomentan la empatía y la autorreflexión están disminuyendo, especialmente
entre los jóvenes. La soledad y la autorreflexión son cruciales para
conversaciones significativas.
La tecnología interrumpe este
círculo, llevando a las personas a evitar la soledad, lo que a su vez disminuye
su capacidad para la empatía y la conexión genuina con los demás.
La conversación real requiere
vulnerabilidad y atención a las sutilezas emocionales, las cuales a menudo se
pierden en las interacciones digitales.
La dependencia de los
teléfonos inteligentes para la comunicación ha creado expectativas de
respuestas inmediatas, donde la falta de ella sumerge a las personas en un
estado de incertidumbre y rechazo, especialmente entre la generación más joven.
Necesitamos aprender a responder con silencio,
donde ignorar y ser ignorado nos dé rspuestas a nuestras inquietudes,
diluyendo el impacto emocional de ser rechazado.
La profundidad que ofrecían
las citas tradicionales, lo que a menudo conllevaba una actitud de espera y
paciencia, aumentaba la empatía y la intimidad.
La capacidad para leer
emociones y concentrarse en la conversación desarrolla el pensamiento crítico y
la capacidad de construir narrativas para el bien de la relación.
Trabajar frente a las
pantallas de manera consecutiva impide la formación de ideas y relaciones que solían florecer a partir de
conversaciones informales, se requiere de un diálogo más profundo para una
comprensión genuina.
El "modelo de
amistad" promovido en las redes sociales es un activismo superficial,
careciendo de la profundidad necesaria para un cambio genuino.
No hay espacio para pensar en
este mundo tan agitado por la inmediates, prioriza reacciones inmediatas sobre
un análisis reflexivo, se vive bajo un constante marco de crisis.
Muchos validan su ilusión de
participar en conversaciones con cámaras y micrófonos que solo transmiten sus
opiniones.
Un compromiso genuino
requiere conversaciones cara a cara en el mundo real. La conversación cara a
cara es lo más humano y humanizador que hacemos.
JoseFercho
ZamPer