De los cambios urgentes para la vida.




La lucidez de los que ya van a partir, clarifica que cosas debiéramos cambiar en nuestra vida.
             
La gente muere más por depresión u otro trastorno mental, que por la enfermedad misma.

Nadie se enferma porque quiere, el asunto es que la sociedad moderna tiene en su cabeza un cáncer mental, que se va desarrollando todos los días.

Yo creo que el egoísmo nos lleva al punto de echarnos a la pena y caer en un abismo profundo donde no hallamos a nadie que nos ayude a salir, mucho menos a Dios.

Los sentimientos de depresión, soledad, vacío y hasta culpa; son solo sentimientos, los cuales pueden cambiar con ayuda del amor, tanto de la familia como el propio.

El buscar culpables de nuestras desgracias no soluciona nada, la mayoría de las veces la culpa es de uno mismo, por no ser capaz de hablar o expresar los sentimientos por los demás, otras veces es de la misma familia, quienes tampoco ven lo que le sucede a uno de sus miembros y lo dejan solo con sus propias cargas o culpas. Y esto genera un verdadero sentimiento de soledad, un sinsentido de vivir.

Todos damos señales de tristeza, soledad y abandono; pero a veces es más fácil verlas en uno mismo que en el otro, debido a la indiferencia.

Escucho con alguna frecuencia a personas decir: ‘preferiría estar muerto’, o ‘quiero morirme’ o ‘yo debería estar muerto’. Pero en verdad nadie quiere morirse, excepto cuando se pasa por problemas tan serios que se es incapaz de solucionarlos.

La salud mental de las personas es un asunto serio de atender, en este mundo de tanta locura e histeria colectiva, todos estamos expuestos a sufrir trastornos depresivos o enfermedades inventadas. Más aun, cuando han sucedido casos anteriores en la familia.

¿Si vale la pena vivir?

Cuantas veces hemos sentido que la vida no vale la pena vivirla, yo creería que muchas. Hay mujeres que piensan que tener hijos no vale la pena, porque solo se viene a este mundo a sufrir. Y en muchos casos, es así, sin duda.

Pero ¿Realmente es así la vida, o nosotros lo complicamos todo?

A juzgar por una oración que durante toda la vida la hemos repetido como loras mojadas, sin discernir lo que dice, hemos creado una vida realmente dura.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Lo que realmente nos ha maltratado la forma de vivir en este hermoso planeta, han sido las expectativas respecto a cómo debería ser el mundo o cómo debería actuar tal persona.

Cuando nos afirman que “tú no te mereces nada”, “sí no fuera por mí” “te vas a ir para el infierno” y cantidad de reproches de ese estilo; y nunca te expresan amor ni compasión, sencillamente nos están ubicando en un mundo en el cual,” No merece la pena vivir”; sin ninguna duda.

Si a un niño, fuera del maltrato psicológico, le falta el alimento y muchas otras cosas, ¿Qué lo puede motivar a vivir? Con sus pensamientos y emociones respecto de su vida, ¡cómo actuar mejor frente a los demás?

Sufrimos más por los conceptos equivocados sobre la vida, que lo que realmente se sufre viviéndola. Aunque no todo es felicidad, sí podemos vivir bastante bien en esta tierra.

 La gran mayoría de los jóvenes hoy, no les agrada el campo, sino de paseo o diversión. Pero a quien le va a gustar algo de lo cual todos reniegan; se imaginan sufriendo porque allí no hay sino problemas, hambre, muerte, bichos, y toda clase de forajidos. Lógicamente, “no vale la pena estar en una finca así de horrible, donde todo da perdidas. ¡qué horror! ¿No tiene sentido verdad?

Desde niño he escuchado a los finqueros quejarse de que el campo no da nada, pero en realidad, ellos son los más ricos del pueblo; y sus hijos han ido a la universidad, en muchos casos, privada.

¿Como disfrutar de algo que todos dicen, ser malo?

Simplemente hemos aceptado las opiniones amañadas de otros, que generalmente son con doble propósito, para que no les cobren impuestos, o para que les paguen mejor sus productos, o simplemente por la mala costumbre de lamentarse por todo.

Por lo consiguiente, alguien que ya ha vivido lo suficiente, puede transmitir un mejor concepto de ella, la vida. Más, cuando ya está de partida de este mundo.

Los fracasos, son una gran oportunidad para replantearnos como estamos viviendo la vida. Cuando las cosas se ponen difíciles, es cuando realmente aprendemos.

Mi esposa murió por una enfermedad de más de dos años, ya en sus últimos días compartíamos de lo que hicimos y no hicimos, de lo que le hubiese gustado hacer, pero por las razones de estar ocupados en todo, no nos ocupados de nosotros mismos.

Tocamos varios aspectos como: el estudio, el trabajo, la pareja, los hijos, y las relaciones personales con el resto de familia y amigos.

El estudio. Ella era consciente de que la carrera que estudió no era la que realmente deseaba; pero por razones prácticas, sus padres le motivaron a estudiar contaduría. Aunque eso no la hizo infeliz, si le impidió estar más a gusto con su trabajo. De ahí surgió nuestro deseo de que los hijos escogieran qué querían estudiar.

El trabajo. Una de las dificultades del trabajo de ella, era la dependencia total de los clientes a la contabilidad, inventarios, nómina y demás asuntos contables e impuestos. Siempre se mantenía trabajando, hasta en casa. Esto impide disponer de mas tiempo para la vida normal.

Otro asunto complicado es la responsabilidad, ella era tan responsable con todo, que prefería no dormir, con tal de mantenerse al día con sus labores. Pero, aun así, no se lograba, pues trabajo siempre hay, y los patrones son felices teniendo ocupados a sus empleados, sin tomar en cuenta a sus familias. 

En asuntos de pareja, también hubo dificultades, todos ocupados laborando para tener algo para darle a los hijos y demás necesidades; se sacrifica demasiado el tiempo de pareja, para salir juntos, caminar tomados de la mano como enamorados, y demás actividades que enriquecen la relación.

Otro asunto bastante triste en la pareja es, la incapacidad de alguno de los dos, de expresar sus sentimientos. De abrir el corazón al amor, de agradar al otro, de darse sin temor a una relación siempre romántica y viva, como si todo fuese mal visto.

Recuerdo muchas veces que me regañaron porque me agradaba estar junto a ella, en todos lados. Muchos me decían que era más pegado que un chicle, que yo sufría de dependencia, y para estar en paz con los demás, muchas veces nos reprimimos de ser cariñosos en público.

El asunto con los amigos era otro problema, el pasar tiempo con ellos es ya casi imposible, con tantísimo ajetreo diario, no queda tiempo más que para descansar en casa, y es bien difícil incluso poder encontrarse con ellos, pero en verdad que tener amigos, es muy saludable para la persona, como para la pareja. Es muy bueno cultivar las buenas relaciones con la pareja como con los amigos y la familia, de ello depende en mucho nuestra salud mental. “No hay quien no extrañe a los amigos de su juventud”.

El ser feliz, es el asunto más importante de la vida del ser humano, y es necesario realmente ser valiente y esforzado para buscar la felicidad en este mundo. La gran mayoría de las personas vivimos una vida muy infeliz, casi que puedo decir que vivimos una vida desgraciada.

Nadie sabe exactamente cómo se debe vivir. Hay muchos que dan concejo sobre cómo se debe vivir, pero el asunto es que para vivir bien se necesita no estar obligado a rebuscarse la comida del día a día para subsistir, que es el caso del 90% de la población.

Para vivir bien, es necesario cambiar muchos aspectos que son negativos en nuestras vidas. Se debe tener el valor para intentar algo nuevo, como estudiar lo que nos agrada, cambiar de trabajo si el que tenemos no nos satisface. El ideal es hacer realidad nuestros sueños, aunque en esto se nos vaya la vida, la decisión es suya.

Generalmente los padres nos hemos perdido la mayoría de la infancia de los hijos, por estar trabajando juntos para sacarlos adelante, en mi caso, he dicho que me faltan cinco años de la infancia de mis hijos, no los recuerdo como tal. Seguramente, se quedaron envolatados entre el ganar dinero para salir con ellos. A veces nos convertimos en esclavos del tener más cosas.

El éxito se mide mejor por la calidad de las relaciones con los demás que hayamos cultivado, que por las cosas que hayamos acumulado. Eso lo entendemos cuando ya estamos bastante adultos y nos vemos y sentimos un tanto solos.

Hemos mantenido una existencia mediocre, solo por el hecho de no buscar con entusiasmo la felicidad, para llegar a serlo.

El cuento de que le tenemos miedo al fracaso es solo un cuento, la realidad es que siempre hemos tenido miedo al éxito, ya que nunca lo hemos tenido en verdad, mientras que el fracaso siempre ha sido nuestro compañero fiel. Muchos temen el hacer algo nuevo y distinto, porque se prefiere lo malo conocido que lo bueno por conocer.

La estabilidad suele ser enemiga de la felicidad, porque por estar cuidando el puesto, nos acostumbramos a vivir mal, a un trabajo por el ingreso que se recibe, a cambio de hacer algo que le agrade, aunque se gane menos.

La felicidad es una elección, uno elige ser feliz o pasársela mal, cuando una persona piensa que nadie hace las cosas mejor que ella, o que de ella dependen los demás, acaba sacrificando su propia felicidad.

Siempre podemos hacer más por quienes nos aman, y es, valorarlos lo suficiente.

La insaciable sed de notoriedad suele ser letal.
Muchas veces queremos hacer demasiadas cosas con el propósito de figurar, deseamos tener bastantes amigos en las redes sociales con el objetivo de obtener “me gusta” para agradar al ego. Pero en la práctica, se hace insostenible y terminamos autolesionándonos.

Otros, nos inventamos una gran cantidad de historias y cuentos para mantener fascinados a los lectores, y así sentirnos admirados y hasta respetados. Para muchos, todo esto es cuestión de vida o muerte. Cuán abrupta y catastrófica es la transición de una etapa de la vida a otra.
 Todo comienza como un juego de niños en el bosque, pero en muchos casos termina desequilibrándonos.

En mi opinión, la muerte ha sido un factor motivador para los cambios que le he estado dando a mi vida, generando en mí una razón suficiente para querer vivir.

Antes mi vida era algo así como cuando salía a un paseo, y al regresar, después de haber visitado lugares maravillosos, solo había tomado fotos en blanco y negro, sin el sonido de las aves, ni el aroma de las flores, ni el sabor de las comidas. Ahora estoy aprendiendo a tomar videos en 4 K.

Necesitamos reconocer con la debida humildad, que las dificultades de la vida nos están estropeando nuestro verdadero vivir, debemos sentir la brisa y el agua caer sobre nuestro cuerpo, también conocer lo temporal de la naturaleza humana, antes de que nuestros hijos ya no quieran ni vernos.

De modo que más allá de los desequilibrios y de las crisis no sucede "cualquier cosa", no está el caos, sino el reordenamiento de una estructura que funciona en forma distinta. Todo nuevo orden, toda nueva estructura, tiene su origen en una crisis de un estado anterior. Las crisis no son, pues, los umbrales del caos, sino puntos en los que los sistemas sufren cambios estructurales drásticos, porque la estructura que tenían hasta entonces les resultaba muy costosa y no podían ya mantener en funcionamiento.

Los organismos siguen secuencias de crisis y colapsos de estructuras que transcurren en una forma previsible, antes de dar con alguna transición hacia lo patológico y hacia la muerte.

Si en alguna etapa de la vida no sucedieran desequilibrios, o si todo fuese perfecto, o, estático, el resultado sería monstruoso; un bebé se podría quedar siendo bebe toda su vida. Así mismo en cualquier etapa de la vida.

A primera vista se diría que, si le ponemos ciertas restricciones al niño, el resultado sería que interferimos en su libre desarrollo, pero en realidad lo que se logra es encausar y generar capacidades para su pleno desarrollo.

Siempre y cuando las restricciones no le impidan desarrollarse como persona, las restricciones impuestas por los padres deben tener sentido. Este sentido es, justamente, el que ellos se esfuercen por descubrir las leyes de la vida, lo bueno del valor del esfuerzo, y no, el facilismo del que todo lo tiene sin merecerlo.
  
La complejidad de la vida en la Tierra solo se entiende como una consecuencia del fluir de la muerte sobre la vida. Si su propósito en esta vida es estar siempre en los niveles inferiores, no necesitas ningún esfuerzo, menos reglas o leyes. Pero si deseas pertenecer a un nivel jerárquico más alto, como consecuencia de estos deseos, tendrás que enfrentarte a un aumento de complejidad consistente en la aparición de nuevas estructuras y nuevos procesos, por ende, nuevas normas o restricciones.

Tanto el camino del ganador como el del perdedor, está lleno de crisis y cambios complejos que implican el estar vivo, estos son eventos necesarios.

No solo en el tiempo, pero con el tiempo, Dios creo los cielos y la tierra. SAN AGUSTIN

EL Hombre tiene una paupérrima idea acerca de cómo funciona la vida, de cuál es la misión que tenemos aquí en la tierra, no tiene más que conjeturas.

El hombre es en sí mismo el ser más maravilloso de la naturaleza. Pero ningún hombre nace sabio.

El niño está ubicado en una cultura que incluye la concepción de todas las cosas existentes. Cuando el niño nace, las condiciones cambian: el estado de equilibrio fisiológico de la vida fetal se rompe, y el traumatismo del parto causa una situación de angustia tan severa que se ha llegado a pensar que toda angustia posterior, incluso la de la vida adulta, es consecuencia de este cambio tan severo.

Esa angustia del nacimiento duraría desde que se rompe la relación intrauterina con la madre hasta que el recién nacido tiene por fin la primera inspiración.

Cuando el bebé logra saciar su hambre y sentirse confortado por la cercanía del pecho materno, va configurando lo que se dio en llamar "la experiencia de satisfacción" (S Freud).

Pero la demora y la falta de satisfacción tienen otra consecuencia: dan origen primero a la alucinación y después al pensamiento. Esta ley, que en un sentido genérico es una función restrictiva paterna, vincula así la paternidad tanto con la restricción como con el límite impuesto a la satisfacción.

Al principio del tiempo todo era infinito, pero el desarrollo social del hombre ha hecho que todo sea limitado y escaso.

Las mujeres tienen una edad en que necesitan ser bellas para ser amadas, y otra en que necesitan ser amadas para ser bellas, mientras que el hombre tiene la edad de la mujer a la que ama.

El hombre envejece cuando deja de jugar, y cuando abandona sus ideas para crear.

Como el ser humano posee identidad, tiene un nombre e historia, puede pensar y crear, por esto le teme tanto a la castración, al abandono como a la muerte.

La vejez es la edad de emprender aquellas tareas que habíamos esquivado en la juventud porque nos hubieran llevado demasiado tiempo.
De todos los cambios temporales que puede sufrir un organismo, los más angustiosos y drásticos son el envejecimiento y la muerte.

Debemos conocer la gozosa aventura que es la vida, como sus infortunios, sus penas, y sus calamidades. Sabemos que en este mundo hay: pobreza, desigualdad, envidia, crueldad, avaricia y muchas más cosas que afectan el buen vivir, pero también podemos aprender a enfrentarlas y a salir victoriosos.

Nos pasamos horas y horas mirando mundos irreales, que la distinción entre ficción y realidad se vuelve más y más confusa.

Los problemas de conducta comienzan al inicio de la niñez, marcados por la falta de atención de los padres, y los problemas hogareños, como los castigos físicos o psicológicos. Los abusos disciplinarios que sufren los niños solo exacerban su ya frágil estado mental, que en muchos casos son un infierno.

La inestabilidad mental se hace más notoria con el trato inhumano, que a menudo se convierte en un círculo vicioso, donde lo uno conlleva a lo otro.

El ser humano vive con dolor, no solo dolor físico sino espiritual, con voz enojada, y por los secretos ocultos, vivimos en guerra con nuestros demonios internos; somos vistos como una amenaza. Se pasa sus últimas horas en la tierra paseando por las calles, sin amigos ni quien lo consuele. Deprimido y paranoico, se refugia en su casa a solas, por su infancia violenta y una tensa relación con su padre, se precipitan tales eventos.

¿De qué estamos hablando?

De la muerte, un personaje implacable que penetra el corazón mismo de la felicidad y nos arrebata lo más amado en esta vida.

De la serie “Cuando camino por ahí y me pregunto”.

JoseFercho ZamPer

El guardaespaldas.

Para ser guardaespaldas de una estrella, no es necesario involucrarse personalmente en sus vidas, mucho menos utilizar artimañas o acusarlas de ingenuas o tontas en las redes sociales para hacer parte de algo con ellas. El compartir una anécdota sencilla y curiosa de la vida cotidiana con ellas, es suficiente.

He dado protección a familias de famosos durante más de 30 años; hasta he rescatado a rehenes de secuestros y en varios lugares bélicos.

Aunque esta labor es para machos, justo ahora hay mujeres en este negocio, lo cual me parece irónico, ya que la mayoría de ellas son las que piden protección.  

Comencé como todos en este negocio, primero presté el servicio militar, luego ingresé a la policía, buscando ser detective. Pero preferí cambiarme a la seguridad privada buscando más acción. 

En los comienzos tuve que disfrazarme de mendigo, de policía, de ladrón, hasta de político, con tal de ingresar a distintos lugares; de acuerdo con la misión. Pero eso me aburrió, no daba suficiente margen de operación. Aunque a veces se expone la vida a grandes riesgos, no soy tan dramático, el trabajo así lo exige, lo clientes también. 

Entonces preferí el ejército, con los programas de salvamento y rescate de secuestrados. Ahí si está la acción.

Los rebeldes acostumbran a secuestrar a los militares, y a cualquier persona que les pueda proveer ingresos para su causa. Aquí es donde entramos nosotros, un equipo de rescate secreto contratado por el gobierno o por los familiares de las víctimas. 

Mi primer trabajo fue liberar a una mujer que había sido secuestrada por dinero, era la esposa de alguien. Yo estaba durmiendo, a eso de la media noche me entró una llamada pidiéndome ayuda en ese caso, de inmediato salí a servir.

Era un secuestro exprés, la atraparon saliendo de un centro comercial a eso de las 9 pm, la llevaron a algún lugar de la ciudad; al instante los que notaron la situación informaron a la policía, esta a su vez informó al esposo, y este me llamó.

Hice un par de llamadas a mis contactos, en busca de información, revisaron cámaras, chuzaron teléfonos y todo lo que estaba al alcance de sus manos. Ellos eran la ley.  

Fue suficiente tres horas para dar con su paradero, con mi grupo de trabajo llegamos pasada la media noche a la prisión, la tenían encerrada en un cuarto medio oscuro, esposada a la cama. Eran dos hombres feos y malos, se disponían a violarla según observamos, entramos sin tocar a la puerta, los atrapamos y les hicimos la vasectomía, el problema fue que por ser de noche y como no llevábamos los instrumentos necesarios, decidimos amputar todo para no demorarnos mucho. 

Se hizo la entrega sin testigos y sin preguntas, ni los noticieros se enteraron. Este trabajo nos abrió las puertas para muchos otros. 

Debido al terrorismo, la seguridad está en manos privadas, los petroleros, lo narcos, los gobiernos corruptos y demás ricos de hoy, están pagando muy bien estos servicios. Los datos privados de las personas ya son públicos, en la red se consigue toda la información necesaria para el trabajo, solo hay que hacer algún pequeño donativo y se abre la caja de pandora.  

Todos los nuevos ricos forman su propio grupo se seguridad, y demandan cursos de entrenamiento, ahí también hay bastante trabajo. Lo cual está bien, porque el desempleo es muy alto en el mundo.
 Los secuestros se hacen porque hay quien paga los rescates, ya que son personas importantes, aunque su liberación no es posible en todos los casos. 

En el año 75 Julio César era un joven de 25 años, estudiaba medicina, estaba lejos de casa, hijo de un político que todos conocemos, toda una promesa de poder. 

El día menos esperado, fue retenido y apresado por unos piratas viales, que pidieron un rescate de 20 millones de dólares por su liberación.

Sus poderosos padres no se acobardaron, en cambio hicieron la llamada a un amigo; informó su situación con tal de no pagar dicha suma. Para salir de ese apuro lo antes posible y sin ninguna publicidad.  

Los secuestradores esperaron tres días por la respuesta, mientras tanto nos contactaron y nos pusieron al tanto de todos los detalles de la situación. 

Al tercer día volvieron a llamar, la respuesta fue que ya estaba listo el dinero, y se pusieron de acuerdo para su entrega. Mientras tanto el plan estaba en ejecución.  Mientras algunos de ellos fueron a recoger el dinero, nosotros les caímos encima con todo el peso de los fusiles y demás fierros. Allí solo quedo vivo el rehén.

Al volver los cobradores, solo encontraron una bala para cada uno, el dinero también se recuperó. 
Tras varios fracasos al intentar negociar con solitarios forajidos, o con grandes grupos de bandidos, recurren a quienes les ofrecen soluciones reales y efectivas. 

Un empresario pasó cautivo varios meses mientras su familia y otros miembros de negociadores intentaban comprar su libertad, después de haber pagado varias veces su precio en oro, los villanos lo querían asesinar. En ese momento nos contactaron y gustosos hicimos el trabajo sucio, sin ninguna consecuencia para ellos, y recuperando mucho mas de lo pagado por su rescate. Ese negocio fue muy productivo para mi grupo, obtuvimos un pago triple. 

Por último, contaré la historia del cautiverio de un escritor muy famoso, quien estaba nominado para el novel ese año. Cuando volvía a casa después de una gira por Europa fue secuestrado por la guerrilla un 26 de septiembre. Su cautiverio duró cinco largos meses en las selvas latinoamericanas, por lo que el rescate que pedían por él era casi imposible de pagar. Unos meses atrás estábamos trabajando en el caso, mientras conseguimos toda la información y así ir a la segura. En tres días llegamos a ellos en avión y luego en botes en medio de la noche, de allí alcanzaron a huir unos cinco delincuentes, por falta de munición. Los restantes cuarenta y pico, quedaron sepultados por la maleza selvática. Aunque la noticia decía que el escritor había huido en un descuido de sus captores, mientras escapaban de una arremetida militar de dicho país.

Y es que la piedad no es una virtud que caracterice a los políticos o poderosos de la tierra. Aquí no hay amigos, o son clientes o enemigos, el margen de operación no da para las amistades. 

Lo más importante para este trabajo es la inteligencia, tanto la militar como la del cerebro. La fuerza y la destreza van después.

Yo no soy guardaespaldas de estrellas, porque obligan a usar cuchillo y tenedor en los restaurantes y demás lugares de lujo, a donde ellos asisten. O tomar el té y pasar desapercibidos; ese no es mi estilo.
Hay muchos riesgos personales en este trabajo, pero si uno sabe hacer bien su oficio, los riesgos se disminuyen.

 Estamos bien entrenados para el trabajo, generalmente son tácticas de extracción, cuando terminas es cuando cuenta cabezas, la que en realidad vale es por la que le están pagando. 

En mi vida anterior era cazador furtivo, por lo que se me ha dado muy bien mi trabajo actual. Siempre ha habido cazadores y cuidadores en este planeta, el asunto es saber quién es la presa.

Cuando usted se entere por la prensa de un rescate, ese no fui yo, solo los que no informan son los míos. 

Ahora trabajo en el medio oriente, en donde está la verdadera acción. 

                                                                                                                         JoseFercho ZamPer 

Campesino



Campesino que trabajas
A la sombra o al sol
Exponiendo tus espaldas
A la carga y al calor

En la ciudad o en los campos
Desterrado vives hoy
Luchando por alcanzar
Reconocimiento a tu labor

Muchas veces yo te he visto
Doblegarte de dolor
Por falta de las ayudas
Que el gobierno nunca dio
En el pueblo muchos viven
A expensas de tu sudor

Por los siglos has sufrido
Como un bravo luchador
Hoy quiero manifestarte
Mi respeto y admiración

 JoseFercho ZamPer


Atados con nuestras propias cadenas

Nos sentimos tan inseguros como somos que, creemos que aun los caimanes se han vuelto nuestros fans, con lo que acreditamos su aparente ternura, a la sombra de tanta adulación que ha sido causa de nuestra desgracia.

Los seres humanos tratamos de cubrir nuestras necesidades con lo que los demás nos aportan. Aunque no lo percibamos muchas veces nos atamos sin darnos cuenta, con nuestras propias cadenas.

¿Estamos encadenados?

Muchas veces tratamos de insistir con la curiosidad de un niño, haciendo muchas preguntas deseando hallar respuestas, pero al ver que no las encontramos, tras varios intentos fallidos, terminamos asumiendo que no resolveremos nuestras dudas y nos olvidamos del asunto. Por no rebuscar e indagar por más tiempo, no encontramos respuestas a muchas de nuestras inquietudes.

Algún sabio explica que el elefante no se libera, aun pudiendo, porque desde muy pequeño ha estado atado a la estaca. Cuando no era más que un bebé y sus fuerzas eran menores el elefante trató de soltarse tirando de la cadena que lo amarraba y, tras fracasar una y otra vez, terminó aceptando con resignación que jamás lo lograría.

Esto mismo parece que nos sucede a los seres humanos, quedamos atrapados en las enseñanzas pasadas, las cuales hacen de estaca, inmovilizando muchas cualidades en la persona, y dejamos la vida pasar sin hacer lo suficiente por cambiarla, aceptando que, si las cosas son así, no podemos hacer nada. Pese a ser consciente de todo esto, muchas veces ante las adversidades nos sentimos encadenados y dejamos de luchar.

Me sorprendo al ver cómo tan fácilmente aceptamos respuestas negativas a nuestras necesidades, yo mismo, me he mantenido atado a mis propias cadenas, sin embargo, he descubierto que mis errores y experiencias son la única manera de encontrarlas al darme cuenta de qué me frena o me impulsa.

Cuando lucho en verdad por lo que deseo, cuando me cuestiono por lo que no entiendo, y busco hasta hallar respuestas satisfactorias, aunque vayan en contra de mis creencias, veo con claridad mis limitantes.

Cuando nos sentimos culpables de algo, sufrimos; la culpa es una emoción difícil de manejar. Tal vez no seamos conscientes de la importancia que tiene la culpa en nuestras vidas, si discutimos con la pareja, o con algún amigo o compañero, y nos empeñamos en buscar culpables a cambio de perdonar, sentiremos enfado, deseos de venganza, nos sentimos mal y nos reprocharemos lo que hemos hecho.
Los errores son inevitables, aprendamos a convivir con él. Asumir nuestro error, intentar aprender para no repetirlo, corregirlo, reparar el daño, es estupendo, pero perdonémonos porque somos humanos y es inherente a la naturaleza humana equivocarse.

No malgastemos nuestras energías buscando culpables, aceptemos nuestros errores y corrijámoslos, pongamos nuestro esfuerzo para aprender de ellos. Tampoco podemos aceptar todo lo malo que nos quieran echar encima, está en nuestras manos el cambiarlo.

Nuestro comportamiento afecta a los demás, como a nosotros nos afecta el suyo, pero cada uno es responsable de su propio malestar.

Asumamos las consecuencias de nuestros errores con altura, nuestra conducta debe ser intachable, pero no permitamos que esos errores nos encadenen hasta impedirnos vivir. La culpa como mero achaque es una emoción que nos bloquea y que no aporta nada positivo, tengamos cuidado de no alimentarla.

En las personas se genera desde muy pequeños, y con mucha facilidad una cultura de culpa exagerada, cuando se vive a diario en esta realidad, lo normal es que se eduque y se aprenda a metabolizar esa culpabilidad y salirnos sin más, con total impunidad. Esto es lo que todo el mundo entiende como gente normal.

Por qué no aceptar que nos hemos equivocado y pedir perdón, un lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a suceder, suele ayudar a minimizar la culpa. La madurez consiste en responsabilizarnos de nuestros actos y de sus consecuencias.

Las culpas patológicas, los miedos o fobias, no sólo nos hacen la vida imposible; van más allá, nos obsesionan y nos enferman. Siempre, y con la mayor celeridad posible; sin intermediarios y sin excusas; pidamos perdón y perdonemos a nuestros deudores. Que no nos caiga la noche sin estar en paz con nuestro prójimo.

Cuando ese lazo se convierte en algo que determina nuestra vida, que nos hace preocuparnos menos por nosotros y más en función de otras cosas, está claro que debemos soltar esas amarras.

Un callejón sin salida

Los seres humanos sufrimos por desear lo que no tenemos: el trabajo soñado, más dinero, tiempo libre o cualquier otra cosa; sin embargo, por el camino olvidamos lo que verdaderamente necesitamos. Algunas veces, el problema no es aferrarse a lo material sino a personas; llámese familia o una relación de pareja, o simplemente, a una amistad.

Aferrarse a cualquier cosa o persona, resulta igual de dañino, el no poder superar la pérdida de un familiar o de alguien a quien amábamos, resulta dañándonos.
La solución.

Resulta difícil entender que, vivir pendientes del dinero se nos ha convertido en una mala costumbre. Encerrarnos en nuestro propio error, generando así un sentimiento de culpa que no nos permite seguir adelante. Los afectos, las relaciones, las posesiones, los títulos van y vienen. Intentar aferrarnos a cualquiera de esas cosas nos impide abrir nuestro corazón y darnos cuenta de la verdad.

Nuestro bienestar, no debe depender de nada que no sea bueno, el reto consiste en aceptar y confiar más en Dios y en nosotros mismos. No tiene sentido dejar que nuestra vida dependa de otra persona o de cosas materiales.

Llega el momento en que debemos tomar buenas decisiones, el camino tiene obstáculos por si solo, es claro que los recuerdos persistirán por siempre, pero lo importante es entender que aún continuamos aquí y hay muchas razones por las cuales alegrarnos de estar vivos: empezando por nosotros, los hijos, las motivaciones para vivir o la familia propia.

Adiós apegos

Cuando éramos niños nos asombrábamos por todo, en aquellos momentos éramos receptivos y toda nuestra atención estaba puesta en disfrutar el momento. Al saber que nada nos pertenece, es fácil dejar los apegos para ser libres. No es posible avanzar por el camino con la mirada fija en el pasado. Somos los creadores de nuestras propias limitaciones, si pudiéramos ver todo el proceso, notaríamos los grilletes que nos hemos estado poniendo en nuestros pies y manos.

La escasez, la enfermedad o el temor tienen poder sobre nosotros, sólo si “estamos seguros” de que son reales. Pero podemos liberarnos de ellos con la misma facilidad con la que, hemos creído en ellos.

Si queremos ser realmente felices, debemos perdonar, ese peso lo único que hace es hacernos daño, para limpiar mi vida debo primero perdonarme a mí mismo y luego a los demás, y dando gracias por todo lo que hemos sufrido a causa del dolor que nos hemos infringido.

Como todos los mortales tenemos heridas que sanar, en el trayecto de nuestra vida encontramos que amar es entregarse uno mismo. Generalmente los padres no enseñamos a los hijos a quererse a sí mismos.

Estoy conversando con la Confianza y con la Valentía, para obtener Paciencia y Alegría. Nosotros mismos ponemos las piedras en nuestro camino, cuando comenzamos con las dudas y los miedos.

El camino no es la duda, el camino es la seguridad, solo que a mí me cuesta un poquito el liberarme del pasado, vaciar esa mochila que me pesa y no me deja ser y hacer, es mi proyecto de vida para llegar a ser lo que Dios quiere de mí. El liberarnos es la opción para mejorar nuestros pensamientos y creencias.

Nuestra realidad es una ilusión, la certeza es el camino personal, el proceso de maduración es esencial.

Al pasar el tiempo veo con más claridad que todo en este mundo está manipulado por el enemigo del bien, aquellos que experimentan con las ideas, a la vez que esclavizan las mentes de todo aquel que se mantiene en las tinieblas.

Lo que pasa en nuestras vidas es resultado de cómo pensamos y vemos el mundo, es increíble todo lo que nuestra propia mente puede lograr, y a pesar de todo seguimos sin poder aceptarnos del todo, seguimos con dudas con temor. Esto es parte de lo que nos enseñaron.

Todas las mañanas lo primero que hago es abrir mi corazón a Dios en oración y en acción de gracias por todas las bendiciones que el trae a mi vida, luego leo su palabra, la biblia, y le rindo todo lo del día, y recibo su libertad gloriosa como un niño recibe su golosina o su juguete favorito.

Nos envejecemos cuando dejamos de jugar, y nos morimos cuando dejamos de creer.

Jesucristo te ama y te bendice.

JoseFercho ZamPer