Una tarde de octubre me encontraba cogiendo café en la finca
de mi madre, eran como las tres estaba claro y soleado, de repente se
oscureció el cielo. Pensé, “parece que va a llover, el cielo se eta
nublando” al momento se volvió a iluminar el cielo. Pero era una luz extraña,
no como la del sol sino como una lámpara de alumbrado público pero nueva, alcé
la mirada y vi un haz de luz pasando por en medio de los árboles. Era algo
extrañamente hermoso, al instante me sentí volar, estaba flotando, me asusté tanto
que comencé a patalear como cuando uno se está ahogando en un rio.
Ahí mismo grite ¡Dios mío!, ¿qué está pasando? Se me hizo un
nudo en la garganta, casi me como el café al abrir la boca del pánico que me
sobrevino.
Estaba siendo succionado por algo, me estrellaba contra las
ramas de los árboles, se rego el café de la catabra, traté de agarrarme de las
ramas pero no podía, no tenía fuerzas en mi ser.
De repente me vi dentro de una habitación como en un centro
de monitoreo, habían pantallas por todos lados, como de vigilancia. Me sentía golpeado y mareado, con la catabra
tallándome la cintura, como si me hubiese caído a un hueco.
Me invadió un desconsuelo que comencé a llorar del miedo,
como un niño cuando se pierde en medio
de un museo de cera. Todo lo que veía me asustaba.
Después de un rato no sé cuánto tiempo, entraron unos seres
rarísimos, parecidos a esos marcianos que pasan en las películas, con ojos
grandes y caras alargadas, pensé que eran máscaras antigases de las que usan en
las películas de guerra.
Fue tal el miedo que me dio, que no supe cómo les lance la
catabra y le di a uno de ellos en el cuerpo, de inmediato me saque del bolsillo
una navaja que tenía, y pensé abalanzarme sobre ellos pero me dio un desguance,
y quedé como si me hubiesen puesto anestesia en todo el cuerpo, inmóvil por un
buen tiempo. Recuerdo a ver visto que me
revisaban con aparatos como cuando uno va a entrar a un lugar del gobierno que
le pasan detectores de armas o algo así, esto fue antes de perder la
conciencia.
Tiempo después desperté, me sentía solo y desamparado. Observé
todo a mí alrededor, tratando de entender dónde me encontraba, por más que me
esforzaba no comprendía lo que veía, casi
no me podía mover. Pensé que estaba
soñando, ore y clame a Dios que me despertara si estaba soñando y si no que me
dijera que me estaba pasando, después de un
tiempo me sentí más tranquilo.
Recuerdo vagamente, que pase allí bastante rato, creo que
varios días. Recuerdo haber visto algo como el espacio exterior, algo así como
cuando uno va al planetario. De lo que si soy consiente es que desperté y me
encontraba tirado en un bosque en medio de la nada. Me levanté y me dije:
carajo me quede dormido en el cafetal. Al
observar con más detenimiento, no encontré ningún cafetal, ni catabra ni nada conocido, solo bosque.
Volví a sentirme como antes, desamparado y abandonado
entonces volví a llorar como niño. Preguntándome ¿dónde estoy, Dios mío, que me
esta pasando? Estaba todo sucio y con hambre, como cuando se pasan unos cuantos
días sin comer nada de sal.
Pase horas y horas observando y analizando la situación,
pellizcándome a ver si estaba dormido, pero cada vez sentía más el dolor. Después de mucho pensar no llegué a ninguna
conclusión, entonces comencé a caminar, buscando por donde ir a algún lado.
Encontré algunos hongos que se veían buenos y me los
comí junto con unas hierbas raras que me
parecieron bonitas. Volví a quedar trabado, como dopado. Como si estuviera en
un bosque encantado, veía los arboles moverse y como fantasmas me querían
atrapar con sus ramas.
Al anochecer llegue a una casa campesina, grite hola, buenas
tardes, nadie salió. Grité más fuerte hasta que salió un abuelo y me dijo algo
así como, ni jao ma, no entendí ni pio, pero seguí hablándole, tratando de
contarle mí historia, entonces el hombre me indico que entrara, seguí hablando
como perdido cuando aparece, pero no entendían nada pues sus caras de asombro
me lo hacían notar. Dentro de la casa había
4 personas más, una mujer, dos niños y una abuela, me miraban con cara de
asombro, pero eso no me impedía seguir hablando.
Al rato me sirvieron algo de comer, era tanta el hambre que
tenía que me comí todo sin preguntar, sabia raro pero no deje nada. Más tarde después de hablar y hablar me quede
dormido de cansancio. Al día siguiente y ya con calma nos fuimos entendiendo
por medio del lenguaje universal de las señas.
Al fin entendieron que yo no era de por allá, y me llevaron a
un caserío una varias horas de camino abajo de la montaña, allí habían más personas y casas, además
tenían algunas formas de comunicación más actuales. Pude darme cuenta que me encontraba en la
china o corea o Tailandia o algo así pues su escritura era de ese estilo. Lo mejor fue que alguien de allí pronunciaba
algunas palabras en inglés y esto me sirvió pues yo también hablaba algo de
spanglish y de alguna forma me hice entender que yo era colombiano.
Recuerdo que tratando de comunicarme en chino yo pronunciaba
algunas palabras que usábamos de niños para decir que hablamos chino, tales
como: yoshi tomo mashato, muchiguain, cachichen y algunas otras palabras, pero
nadie entendía nada. Yo les decía con entusiasmo y angustia I am Colombian, Colombian coffee, y nada.
Me prestaron un mapa del mundo y con el pude explicar que yo
era colombiano y que unos extraterrestres me habían raptado y llevado allá, no
sé si creyeron algo pero al otro día me llevaron hasta otro pueblo mucho más grande y allí si había
quien hablara inglés y español, me dijeron
que eran del consulado colombiano.
Desde allí pude enviar un par de correos al email de mi familia y trate
de explicarles que estaba en china, lo más agradable de allí fue que me dieron
comida colombiana, cosas tan deliciosas como hacía mucho no comía.
Creo que nadie me creyó el cuento de los marcianos, pero
igual, me metieron en un avión y me enviaron para Bogotá, Colombia, pues me
dijeron que habían averiguado y que me estaban buscando desde hacía un mes en
mi país.
Hasta el día de hoy, y después de varios meses, por más que
le cuento mi cuento a todo el mundo, parece que nadie me cree ese cuento de los
ovnis y menos lo de la china, pero ni modo, yo si me lo creo.
joseferchozamper