Caminando Juntos

Tomados de la mano

Caminando con mi amada

Sin temores ni angustias

Porque andamos siempre juntos.


Después de una larga jornada

Levantando a nuestros hijos

tarea difícil y sacrificada

somos mas que dos amigos


Con mis manos y tus manos

Caminando por la misma senda

Podremos lograrlo juntos

Si vivimos por amor 

E inspiración poética.


JoseFercho ZamPer


La gratitud.

El poder de la gratitud. 

Tan solo nos tenemos los unos a los otros.

Un padre de familia le cuenta a su mejor amigo sobre el comportamiento de sus hijos en casa. 

En verdad no sé qué les pasa, ellos ahora solo quieren pedir y pedir, pero casi nunca agradecen todo lo que hacemos por ellos.

El amigo le dice: no te preocupes, todos pasan por esa situación, es normal.

El hombre no muy convencido respondió: nunca había notado ese comportamiento, eran muy compasivos y tiernos. 

El amigo le anima a que hable con ellos en busca de alguna explicación.  

Dicho padre le cuenta a su amigo la siguiente historia. 

En la finca tengo tres perros, dos de ellos son adoptados desde recién nacidos, el tercero se fue integrando de a pocos; la madre de éste dio cría en un potrero vecino, en la medida que fueron creciendo comenzaron a buscar comida por los alrededores. Como la casa mas cerca a ellos era la mía, fueron llegando a hurtadillas en busca de los abrojos que los perros de casa dejaban en sus platos. Así se fueron dando a conocer de mis perros, hasta ser un tanto aceptados. 

La gente que pasaba por la carretera, en ocasiones los veían y cuando llevaban algún niño pequeño, ellos se enamoraban de los cachorros y los fueron pidiendo, así fui dándolos en adopción. Al final quedó uno, el cual era más escurridizo que los otros.  Este último, iba y venía, sobre todo a la hora de la comida; y a escondidas se comía lo que encontraba en los alrededores de la casa. 

El asunto fue que, dicho cachorro, ahora está mucho mas integrado a casa, y cuando les sirvo la comida a los otros dos, casi que me regañan por la comida que les doy, hacen mala cara y no pasan a comer. Pero cuando me ven comiendo, por poco y me quitan mi plato, sobre todo cuando hay carne en el. En cambio, el otro perro, al mismo instante que ve que le llevo comida a él, salta, baila, mueve la cola, todo feliz y agradecido por lo que le doy, siendo las mismas pepas que les sirvo a los otros dos; y vale la aclaración, siempre les compro el mejor alimento que recomiendan para ellos, aun así, se hacen los rogados para comer, mientras el otro, come como si fuera su última comida en casa.

El padre, casi llorando le pide consejo a su amigo para saber cómo actuar con sus hijos. 

La gratitud es reconocer el favor o beneficio que se nos ha dado, es una actitud de alabanza a Dios; es un estilo de vida del corazón. 

Nunca será tarde para amar, siempre es tiempo de demostrarle a los demás lo importantes que son para nosotros, y eventualmente quien esté dispuesto a compartir ese amor, se nos unirá para siempre.

Muchos han perdido su vida por salvar a otros, no es broma, por ingratitud nos estamos muriendo. El ingrato nunca da gracias en momentos difíciles, solo cuando todo está bien y eso a regañadientes.

Muchos no han comprendido el poder de la gratitud, por eso pasan su vida quejándose y echándole la culpa a los demas por todo lo desagradable en sus vidas, sabiendo que es a causa de su mal comportamiento. 

La murmuración, las quejas constantes, la falta de servicio hacen que tratemos al otro como la peor persona del mundo, que digamos que todo lo logrado en la vida es por nuestro propio esfuerzo, sin llegar a reconocer que, siempre hay alguien que nos ha dado la mano.

La mayoría de las veces no damos gracias por lo que recibimos de nuestros padres, hermanos, familiares o amigos, sin saber que por ahí empieza la gratitud.

El orgullo destruye la gratitud.

Hagas lo que hagas, ya sea que comas o bebas, que trabajes o descanses, hazlo de tal manera que agrades siempre a tu prójimo a quien en verdad debemos servir, así, agradarás a Dios, quien ve todo lo que hacemos.

Procuremos agradar a todos en todo, no buscando solo nuestros propios intereses, sino el de todos, esto es lo más conveniente. 

En pocas palabras no merecemos la salvación, si no es por la gracia de Cristo.

Lo que sé, es que no sé mucho, lo poco que aprendí, lo debo al vivir junto a ti.

Señor ayúdame a ser agradecido contigo y con mis semejantes, no permitas que la ingratitud me aparte de las personas que me aman, mucho menos de ti.

Jesucristo te ama y te bendice.

JoseFercho ZamPer


Pajariando

Era una mañana fresca y fría, pero sabrosa. 


Me levanté a las cuatro treinta, me sampé mi tinto, apañé la cámara y salí como volador sin palo.

Al fin encontré ese berraco pájaro estaño que desde hace más de un año estaba buscando, qué verriondo tan bien escondido. O mejor dicho, tan bien camuflado entre los chamizos secos del árbol.

Disque se llama: nyctibius griseus, también conocido, según la zona geográfica, por nombres como pájaro estaca, nictibio, potoo o pájaro fantasma.

Nativo de Centroamérica y Sudamérica, su hábitat se extiende por bosques abiertos y sabanas, desde Nicaragua hasta el norte de Argentina. Se trata de un ave insectívora que por lo general caza a sus presas por la noche valiéndose de una posición elevada en el dosel del bosque. Durante el día es muy difícil de identificar, ya que haciendo honor a su nombre, suele pasar las horas de luz inmóvil en las ramas de los árboles, con los cuales se mimetiza a la perfección. Por la noche, sin embargo, es posible averiguar su posición por el reflejo amarillento de sus grandes ojos o por su peculiar canto, que lejos de parecerse al de un pájaro, se asimila más a un quejido humano que progresivamente disminuye en intensidad y volumen. “ Datos de la National Geogaphic”

En realidad, cerca a “Casa Bianca”   no lo he podido hallar, tuve que caminar cuatro Km de ida para fotografiarlo, ya me habían pasado el dato de que, por allí lo habían divisado desde hace varios meses,  pero en verdad, ni creía, se me hacía increíble que un pájaro fuese capaz de dormir todo el día en un misma posición durante muchos días. 

Tuve que ir hasta allá y verlo por mis propios eyes, y mejor aún, por la lente de mi Canon SX60HS que para que les digo; me ha encantado por su calidad y facilidad de uso.

De paso capturé otros chíjaros incluyendo a tres piscos todos aguevados que se querían asustar por la cámara. Ya que al parecer, se pensaban dar en la torre o en la cabeza “in this moment, pero… me tocó poner cara de maloso para que no me chistaran ni pio. 

Bueno, no siendo más por el momento, me despido de ustedes muy cordialmente.

Nos veremos las caratulas en otro momento y lugar, tal ves caminando o pajariando.



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Domingo 20de septiembre de 2020

JoseFercho ZamPer


La chica de mis sueños

Anoche te vi en mis sueños
Fue realmente hermoso
Me miraste tiernamente
y te sonreí
No sabía que decir

Te tomé de la mano
Me senté a tu lado
con un beso en la mejilla
El amor ha vuelto a mi

Tal vez no tiene sentido
eres real para mi
eres un misterio
Pero la vida es así.

Francesca amor mio
Te he esperado mucho tiempo
pero hoy te conocí
Siempre viviré a tu lado
tu amor me hace feliz.

Italiano 
Ieri sera ti ho visto nei miei sogni
È stato davvero bellissimo
Mi hai guardato teneramente
e ti ho sorriso
Non sapevo cosa dire

Ti ho preso per mano
Mi sono seduto accanto a te
con un bacio sulla guancia
L'amore è tornato da me

Forse non ha senso
sei reale per me
Sei un mistero
Ma la vita è così.

Francesca amore mio
Ti ho aspettato a lungo
ma oggi ti ho incontrato
Vivrò sempre al tuo fianco
il tuo amore mi rende felice.

JoseFercho ZamPer

La incertidumbre.

Cuanto extraño aquellos días cuando podía verte, acariciarte, oír tu voz.
Hoy nos sentimos perdidos de la realidad.

Estamos incapacitados para ir, para acompañar, para amar.

Me enteré de que, el 16 de marzo te ibas para Bogotá, que, a reclamar por todas las injusticias cometidas por los gobernantes locales, me dijeron que en un par de semanas estabas de regreso, pero se equivocaron, pues te dejaron encerrado allí.

Aquel día apenas había tenido tiempo para saludarte, estaba tan ocupado en mis quehaceres que, no tuve tiempo de despedirme.

Ahora no estoy seguro si vuelva a verte.

Es tiempo de volver, pero aun estás encerrado en esas cuatro paredes de mierda.

Hoy lograste subir esas escaleras que te llevarán a la eternidad.

El temor flotaba en el ambiente, era una sensación de derrota, de fracaso.

Nos ganaste de mano.

Te fuiste antes de volver a casa.

Me encontraba a la orilla del mar cuando te sentí, pude oír tu voz despidiéndote de mí, hasta olí tu perfume, mientras las olas acariciaban mis pies.

Aquella noche no pude dormir, y cómo hacerlo, tú no estabas aquí.
Me gustaría poder volar para ir a verte, antes de…
Pero, no hay vuelos, no hay trenes, menos flotas que me lleven a ti.

Todo está suspendido en mis recuerdos.
Estamos jodidos porque los científicos no saben nada…
Esto es peor que una guerra, la población vive en estado de continuo miedo.

¿Cómo poder creer que, algún día podré volver a verte?
¿Cómo llegar hasta ti, si no en espíritu?

Tal vez ya eres polvo, o aire, o fuego, o quizas tierra.

JoseFercho ZamPer

La fe vs el coronavirus

Muchos creyentes se han opuesto a la cuarentena y aún siguen haciendo sus cultos de manera presencial pese a la pandemia.

Distintos grupos se han opuesto al distanciamiento social por el hecho de no poder hacer reuniones presenciales, aunque esto implique estar en desobediencia a las disposiciones decretadas por los gobiernos. Lo que en realidad me parece fuera de contexto es que, las iglesias promueven la obediencia Dios, y Dios manda obedecer la ley y a los gobernantes, entonces me pregunto; ¿Cuáles son los verdaderos motivos para tal desobediencia? Son razones de fe o serán solo intereses económicos. Porque en realidad muchas iglesias temen que la crisis les dañe su prosperidad económica o en metal. 

Lo que más miedo da es “tener los bolsillos vacíos de cash”, porque si paras de trabajar, disminuye el diezmo. Y la pandemia se convirtió en una prueba de fuerza para ellos. “A que me arruino, a que no me arruino”.

La idea es que 'Dios soluciona todo' pero yo debo obedecerlo.

Si te consideras sin perspectivas adecuadas, no temas. Pero no permitas que nada ni nadie te robe tus sueños, tus planes ni tus metas. No necesitas cambiar el mundo, solo tu perspectiva de él.

El planeta de los humanos necesita más humanidad, ese es el problema.
La humanidad ha perdido un tiempo valioso en su curso, porque solo se ha preocupado por las ganancias meramente monetarias, ahora nos corresponde tratar de subsanar ese error, y buscar fortalecernos como gentes. 

No debes tener miedo. 
Si un soldado tiene miedo, que no se ponga frente al cañón. Las balas matan por igual a valientes y a miedosos, pero el miedoso puede matar a sus amigos.

El miedo te predispone a quedar bajo la influencia de la enfermedad; y para que el cuerpo venza la infección, el alma tiene que ser fuerte. Cultiven la alegría a fin de que la pena no los altere.

El desorden y el desenfreno lleva al exceso, la luz de la inteligencia nos capacita para controlarnos. Un alma sosegada permanece firme.

Desde los balcones se divisa la belleza del mar, de las playas y las montañas de mi solitaria ciudad, ¿Cómo permanecer encerrado sin poder ir al mar, a las montañas? Esto me tiene matado.

Sería bueno poder salir de casa así sea solo, poder ir a disfrutar de la naturaleza, lógico, con reglas y precauciones. “Toca andar con cinco ojos"

JoseFercho ZamPer

Que aprendimos en la cuarentena.





Desde mi casa contemplo las calles vacías, y pienso; “Yo no estoy seguro de que salgamos siendo mejores personas de este encierro”.

Como caminante solitario, es normal que mis paisajes se hallen un tanto vacíos, pero ahora mismo estoy observando unas escenas un tanto fantasmagóricas. 

Al mirar fotos en internet, de las ciudades del mundo totalmente vacías en estos días, he podido apreciar la belleza de su arquitectura, pero vaya que, asusta. Y porque siento eso, pues me da un tremendo pánico al pensar que estuviesen vacías porque ya no hay gente. Me recorre un escalofrió por dentro, al imaginarme que sus gentes simplemente ya no están, desaparecieron, se esfumaron. Esto me arruga el alma, pues la vida no puede parar.

Los artistas en general trabajan solos, en silencio. Uno se acostumbra a eso y no se siente aislado, el problema es la cuestión económica, pues el mundo ya está pasando hambre. 

Cómo es que, un hombre y una mujer se encierran por unos días, y terminan peleándose, eso me inquieta mucho, pues deberíamos salir más felices y unidos. 

Las ciudades de hoy son el retratado del interior de muchos seres humanos, por fuera se ven hermosos y pacíficos, más la procesión está por dentro. Es una pena eso, con tantos a nuestro rededor, y ¿nos sentimos solos?

En estos días de encierro, muchos solo piensan en salir de esto, pero ¿Cómo seremos después? ¿habremos aprendido algo? ¿seguiremos siendo igual de malas personas con todos? Sobre todo, con nosotros mismos.

Espero que No, en verdad deseo que aprendamos alguna lección, y me da rabia el solo pensar que, luego de esta horrible noche, todo siga igual.
 
Yo soy de los que creen que las personas podemos cambiar, que el hombre sabe escuchar y aprender. Sobre todo, en nuestro enfoque de lo que es la vida, espero con fe que, sepamos llegar a eso. Tenemos que ponernos en paz con la naturaleza, principalmente con nuestro otro yo; nuestro semejante. Pero, para muchos, el único objetivo en este mundo es acumular dinero, sin importarles el costo para los demás. ¡Eso está muy mal! 

Necesitamos urgentemente un cambio de valores, cuestionarnos y buscar objetivos más valiosos, donde el hombre se integre con los otros hombres por el bien de todos. 

De lo contrario; que se queden solas las ciudades. 


JoseFercho ZamPer 

A la cuarentena.


Nunca te había visto tan sola
Tu soledad me ha llenado de tristeza
Solo así he podido contemplar 
Tu hermosura y tu belleza
Me doy cuenta de que los hombres
Destruimos tu grandeza.

Mucha gente está escondida
Previniendo males peores
Otros sufren por comida
Aumentando sus temores.

El planeta es muy hermoso
Grandes mares, selvas y ríos
Todos ellos adoloridos
Por el maltrato recibido.

En las noches veo estrellas
Y una luna muy radiante
Porque el cielo está más limpio
Y el oxígeno es abundante

Cada día veo noticias
De la hermosura de paisajes
Que en las playas y los ríos
Ya no hay tantos salvajes.

Las familias reunidas
Encerradas en sus casas
Han hallado la alegría 
Entre cuentos y barajas

Hoy he visto florecer
La amistad y la esperanza
Como personas podemos ver
Que nos falta la confianza
Para al hermano ayudar a ser
Ese faro en la distancia.

JoseFercho ZamPer

La soledad de las ciudades


Una mujer mira por la ventana de su apartamento desde un treceavo piso, la ciudad está vacía. No hay transporte, las tiendas y negocios están cerrados, y las autoridades están en las calles controlando que la población permanezca en sus casas.

Me desperté y me encontré frente a algo desconocido, “una cuarentena”, todavía estoy en shock. La ciudad se ha detenido de repente.

Me gusta el silencio, pero este silencio es extraño, al cerrar los ojos me llegan recuerdos de mi vida pasada, pensé en la muerte, pero no quiero que mi vida se termine.

Ahora casi todo es irrelevante, el trabajo, el estudio, las deudas, en fin, casi todo dejo de ser importante, se trata es de no enfermarse para sobrevivir. El miedo nos llena de preocupaciones, las calles se ven sombrías y desiertas.

Todo estaba muy silencioso, unas personas haciendo fila para entrar al supermercado, sigo sin entender cuál es la urgencia de comprar muchas cosas. Este comprar compulsivo es una locura.

Sentí que mi mundo se había reducido tan solo a mis cuatro paredes. 
Cómo mantener la esperanza si hasta mi voz está atrapada dentro de mi garganta, porque mi mente está ocupada. Y la ciudad es un pueblo fantasma. Espero que los demas mantengan las esperanzas para que, si hay un futuro para nosotros, te pueda conocer.

El pánico nos ha apartado, nos separa por una mascarilla y dos metros de distancia. 

El estado de ánimo de las personas es algo complejo, no es fácil generar confianza consigo mismo. La ciudad está cansada de tanta gente, y se toma su tiempo a solas, eso me lo dijo mi mente. En medio de todo este drama, no puedo evitar ponerme sentimental y melancólico. 

Descubro en mí, una necesidad de supervivencia extrema no tiene ningún sentido pensar en una cuarentena si no voy a sobrevivir, aunque ahora mismo no tengo ninguna conexión con el resto de la gente.

Yo sé que ser social, es una necesidad importante, y también sé qué, encontrar con quien tratar y estar, hace que la vida tenga sentido, pero en esta soledad tengo que encontrarme primero con mi yo interior que con otros. 

El tiempo se ha suspendido, porque la velocidad de las ciudades ha disminuido.
Cuanto deseo salir con mi cámara a tomar fotos a esa ciudad dormida, a esos edificios aletargados como personas somnolientas que posan para la lente cual modelo ofreciéndolo todo. A esas calles sin autos que la acosen, a esos parques verdes y lozanos como acabados de nacer, tan virginales como yo, porque hace tiempo que nadie los contamina. 

Estamos detenidos en un tiempo casi mágico, como en los tiempos de las cometas, cuando solíamos ir a jugar sin que nadie, excepto el viento nos hacía correr tras él.

Quiero que perdure mi vida y se repitan esos felices tiempos, poder así comenzar otra vez, y hacer de nuevo las pilatunas que al principio hacía; volver a vivir, volver a sentir el primer amor, un beso a escondidas, una primera vez para todo, otra vez.

Aunque mi juventud declina, con los recuerdos a cuestas de tiempos idos, yo pregunto y espero que alguien me diga, conque reemplazo mi vida, por que sufrir por nadie, en las noches de luna añoro compañía para no sentirme solo. 

A veces pienso que soy un hombre confundido, pensando en cosas que no pasaran, pero ellas me hacen reflexionar. 

Al fin y al cabo, estos momentos son tristes, pero si nunca volvieran a existir, eso me partiría el corazón, quisiera vivir para volver a oír a mis amigos cantar, y a esos lugares ir, a donde mis deseos me han llevado muchas veces atrás. 

Mis poemas quiero cantar, de lo contrario no se oirán, la vida pasa con el tiempo y el tiempo se hace notorio por la velocidad, (t = d/v).

Recuerdo aquellos días cuando esperaba tu regreso, porque se hicieron eternos, más ahora que no tengo que esperar, son más eternos aun, pues siempre bajo el cielo estás tú.

Esta es una ciudad que, no ha podido resolver los problemas eternos con sus habitantes, personas que piensan que lo social es más importante que lo industrial, y en sus diferencias se han encallado. Las calles siguen atestadas de carros y de contaminación, el trabajo es cada vez más escaso, y a lo largo de 50 años se ha querido resolver su problema clave, pero ningún gobernante ha tenido lo que se necesita para resolverlo, “Voluntad”.

Lo extraño y maravilloso es que, así como está ahora mismo, “sola”, no tiene nada feo; el solo hecho de no tener gente en sus calles, la hace sencillamente fantástica.

Pero en realidad las fotos nocturnas provocan miedo, la tristeza que provoca la soledad nocturna espanta, cual fantasma en la oscuridad. 

Me pregunto, ¿qué hacen las personas cuando nadie las ve?

Las calles están vacías, las terrazas también, “solos como los abandonados”, nadie más que uno mismo para averiguarlo. Detener el tiempo para espiar la ciudad y sus gentes, quien pudiera volar para lograrlo.

Aunque mucha gente se siente sola en las ciudades llenas de personas, el sonido de esta, lo hace a uno vivir. Lo motiva a moverse con entusiasmo, aunque eso mismo sea el problema.

La soledad de las ciudades en todo el mundo es serio y real, peor para la persona que vive sola en su habitación. 

“Afortunadas las mascotas que las puedes sacar a los parques.”

Cada vez se conocen los efectos negativos de la soledad y sus enfermedades. Se alteran los vínculos sociales y se rompen los lazos familiares, tanto con la familia como con los vecinos. Nos damos cuenta de que el aislamiento tiene consecuencias en la salud mental de la población.

El panorama de las ciudades es cada vez más desolador, ante el coronavirus muchas personas se refugian en sus casas, y la incertidumbre por lo que pueda pasar se apodera de los confinados.

Con el cierre de las fronteras y la rigurosidad del encierro, el turismo se eliminó de un plumazo. En plena Semana Santa, y no hay nadie en la Basílica, los feligreses deben rezar y escuchar las misas y demas cultos por la tv o la radio.  

Son muchos los espacios que quedaron deshabitados, apenas los mueve el viento, pues no hay quien los use, se quedaron sin su función.  

La ciudad es otra sin los humanos, ahora es casi una ciudad ‘fantasma’.

“Al caído caerle”
Las ayudas estipuladas para las personas en necesidad, se las están quedando entre los mismos de siempre, los contratistas y los contratantes. 

Mientras la cuarentena seguiré tratando de entender mejor mi vida, con el propósito de no repetir mis errores, y, sí me es posible, haré un: Reboot Factory Settings.

JoseFercho ZamPer

Es hora de filosofar.

“Quien nunca cambia de opinión, nunca cambia nada.”

Forzados a cambiar.
El mundo estaba acostumbrado a mirar de reojo cuando se trataba de la necesidad del otro, pero en los últimos días las cosas están cambiando.

Alguien llegó a cambiarlo todo, y de repente el petróleo bajó de precio, la contaminación se estancó, el tiempo libre se cuadruplicó hasta el punto de tener tanto que, ya aburre. 

De repente el trabajo dejó de ser la prioridad, el hogar pasó a ser el centro de encuentro de toda la familia; y comenzamos a entender el valor del amor, la fe y la solidaridad.

Hoy alcanzamos a vislumbrar que todos navegamos en el mismo barco, ricos y pobres, con los mismos temores y miedos. 

Los hospitales públicos y las clínicas privadas están en la misma ecuación, la salud privada y la publica se están fusionando pues el dinero no lo cura todo, y los seguros médicos ya no impiden las enfermedades. 

Los aviones privados ya no viajan a las grandes ciudades del mundo en busca de satisfacer los caprichos de sus dueños, los carros nuevos y los viejos están parqueados, tanto en las concesionarias como en las casas. Y al parecer, ninguno tiene afán de venderlos ni comprarlos. En unos pocos días el universo se alineó a favor de las personas, no de las clases sociales ni de las cosas. 

- El miedo nos invadió a todos por igual-, haciendo notoria la vulnerabilidad del ser humano. 

El universo decidió meter la mano en el desorden humano, haciendo un llamado de atención por el estado de abandono en el que habíamos caído, olvidados por completo del valor de la familia, del hogar, del prójimo, y de la naturaleza, peor aún, el valor de la espiritualidad.

Somos parte de un todo, y la parte más frágil, más vulnerable. 

Al ordenar la cuarentena, el presidente avivó los temores de un pueblo en conflicto consigo mismo con grandes signos de debilidad. La fortaleza de los hombres se llenó de miedo, y el descontento se refleja en una crisis muy profunda bajo tensión.

El virus bloqueó al mundo, y la crisis hace temblar a la humanidad. La amenaza estaba agazapada en los laboratorios, y salió a cambiarlo todo. 

Sin rostro ni figura reconocible, como un oscuro terrorista, escondido quizá en una populosa ciudad envuelto en una nebulosa; ha puesto en jaque a gobiernos que se consideraban poderosos.

La economía está en su momento más crítico, despertando en muchas personas sus temores más antiguos; “el hambre”. 

Las costumbres de los humanos deben ser modificadas de manera sustancial. De este trance quedaran muchas memorias literarias de un estado de excepción.

En un abrir y cerrar de ojos la vida nos puede cambiar, trastocando las agendas de las personas, y se extiende sobre el planeta mostrándonos las debilidades y fallas, frenando la globalización.

Las enfermedades causadas por los virus han matado más de 50 millones de personas según algunas estimaciones. Se destruye la selva tropical, se construye en lugares inapropiados, talamos árboles, capturamos los animales que viven en los bosques, así, hasta los virus se quieren desquitar de los humanos. 

Si los gobiernos fueran claros y diáfanos, quizá todo sería más simple. 

Hoy un virus tiene en la cuerda floja a gobiernos tan arrogantes como a los más sencillos, igualmente a las personas. Ricos y pobres nos encontramos en las mismas condiciones ante la enfermedad, “todos debilitados por la epidemia”.

Los besos y los abrazos cada vez se hacen más esquivos, un rasgo cultural que, podría desaparecer. Cuanto mayor sea el miedo, peor será el impacto. Las fábricas y oficinas paran, las tiendas están vacías, en el escenario más optimista.

Huir de uno mismo es lo más difícil, uno siempre viaja con uno mismo.

“La epidemia nos llega justo a tiempo”, pues, vivíamos en una ilusión temporal, por no afrontar el hecho de que éramos infelices. Basados en la sensación irreal sobre la gravedad real de lo que nos asusta; “La crisis del miedo que está siempre presente”.

Las comunidades religiosas tienen que modificar sus tradiciones.
  
Los fieles intercambiaban abrazos y besos, o los típicos apretones de manos, esas son las costumbres que quedaron prohibidas para prevenir la propagación del coronavirus en las congregaciones. 

Ya muchos líderes de religiones están modificando esas prácticas y reacomodando los servicios en los diferentes templos. Ya se ofrecen servicios en línea y en televisión. Las peregrinaciones y encuentros de las multitudes se suspendieron temporalmente, ya las iglesias están vacías. 

El papa Francisco está dando sus homilías a través de una transmisión en vivo. “Hacemos esto para que la concentración cercana de personas no propague el virus”, dijo el pontífice el domingo. Rezó por los que sufren el brote y por aquellos que los están ayudando. Mientras tanto, las iglesias en muchas ciudades del mundo suspendieron sus servicios de preparación de la semana santa, y lo están haciendo en línea o en la televisión local.

Las personas deben participar más de otras formas de reunirse, como en grupo familiar, las células de oración, grupos pequeños y redes sociales. “La sensación de pánico genera demasiada alarma entre la gente, hay muchas cosas que podemos hacer dentro o fuera de la iglesia”.

Dado el brote en algunas comunidades, se están tomando decisiones para determinar si se suspenden o se eliminan por completo. En otras partes del mundo, las comunidades están llevando las cosas un paso más allá. Existen otras formas de adoración a Dios, que aún están disponibles para los feligreses.

Las autoridades del país también han aconsejado evitar las reuniones masivas.

Más cambios pueden venir, pues el Coronavirus muestra nuestra fragilidad.

La propagación del Covid-19 es una muestra de lo vulnerable que puede ser la humanidad, sin importar su condición social o su lugar de origen. El asunto es que, de alguna manera los humanos necesitamos de este tipo de eventos para hacer conciencia de nuestra realidad frente a la muerte y a nuestra total fragilidad frente al universo y a las fuerzas de la naturaleza.

Un pueblo conforme, obediente y disciplinada solo podría ser real bajo un estado de catalepsia múltiple. Indudablemente la explosión demográfica está acelerando un frenético proceso de urbanización e industrialización los cuales están destruyendo el mundo. Ese proceso no solo ha llevado a que los seres humanos invadan abruptamente espacios vedados de difícil acceso y sostenibilidad, sino que, están devorando especies hasta su extinción. 

Este fenómeno no es solo de personas pobres y marginales, también lo es de gentes con alto nivel económico que viajan en avión y cruceros de turismo. Es decir, por la globalización muchas, empresas y empresarios se han apoderado de tierras y de personas para sacar avante sus proyectos expansionistas sin importar si son selvas o montañas, libres o esclavos, policías o ladrones a quienes han tenido que corromper o matar con tal de obtener su cometido. Dicho fenómeno va a seguir presentándose mientras se mantenga el modelo de desarrollo que actualmente impulsa el capitalismo a nivel global.

El reto es reflexionar.  
El coronavirus va a tener consecuencias socioeconómicas muy fuertes y sobre hábitos y costumbres.  

¿Conviene dejar de lado las expresiones de cariño entre amigos y familia, como los besos y los abrazos, o darse la mano? Yo digo que no, excepto que se esté enfermo. La diferencia entre la precaución y la paranoia es muy sutil. 

Es mejor no "amucharse" en los ascensores, para que no se mezcle el pánico con el miedo, además de las informaciones falsas que circulan en las multitudes. Pero, todo depende más de la persona, hay quienes se marean fácilmente, se dejan llevar por las malas noticias, y se los come la paranoia.

Hagamos de la necesidad una virtud. 
Hay hábitos que son difíciles de modificar, pero hay que intentarlo con personas que están al borde de un ataque de pánico.

El amor está en el aire, el virus no. No besar, no tocar ni acercarse demasiado sería morir de desamor, pues quién que ama no da un abrazo y un beso a sus seres queridos. El temor al contagio del coronavirus llevó a la humanidad a cambiar el estrechón de manos por un toquecito con el codo. Es una paradoja, pues el hombre debe ofrecer su mano limpia a la gente.

Es tiempo del teletrabajo.
Quizás esta tendencia esté aquí para quedarse, y este momento sea el empujón que necesitaba para afianzarse.

La xenofobia.
Este puede ser el comienzo de un mayor compromiso para combatir este fenómeno. En el mejor de los casos, podrá aportar una valiosa experiencia para afrontar fenómenos similares en el futuro. La xenofobia es un asunto serio, hay muchos migrantes en los países vecinos, y a pesar de los enormes esfuerzos que se hacen a diario en el mundo, nada parece ser suficiente.

"Estamos pasando por una economía de guerra"
Hay grandes brechas entre ricos y pobres en el acceso a los servicios de salud mundial. 
Los más pobres carecen de una cobertura en salud. El duro golpe a la economía mundial nos afecta a todos por igual, porque el coronavirus no desaparecerá solo, hay que derrotarlo. Y no es solo el confinamiento y ya. Se requiere de los esfuerzos de toda la población, el gobierno y demás entidades público-privadas del mundo económico y de la salud. 

El confinamiento es esencial para evitar la propagación del virus, pero esto significa que casi nadie sale a trabajar por tanto no se generan ingresos, y esto nos está llevando a la ruina económica a muchas personas; pues, quien no trabaja, no come.

Debemos enfocarnos en el ahorro, enfocarnos en lo que se debe hacer y nada más, porque no sabemos mañana como seguirá la economía. Es hora de hacer lo que hay que hacer y no lo que otros deseen. Necesitamos “todas las manos disponibles” porque lo que vemos desde una perspectiva estrictamente económica, parece un suicidio. Estamos, en cierta forma, desarmando el sistema económico actual, ¿vamos a poder volverlo a montar como estaba? Yo creo que no, pues se han roto las cadenas de valor.
Hay expectativa de que esta crisis sea temporal. La verdad es que hay aspectos de la economía que, efectivamente, van a ser muy difíciles de recuperar, por lo que, hay que repensar la economía desde otras perspectivas, en busca de una especie de autosuficiencia sobre todo alimentaria, pues esto se parece más a una economía de guerra.

Es posible que el coronavirus acabe con la globalización, o al menos va a ser distinta.

Esta crisis hará que se reevalúe el asunto de la globalización y se busque un modelo mucho más sostenible en busca de la autosuficiencia regional, en la producción y en el consumo.

Con seguridad esta crisis incrementará el número de pobres en el mundo, una gran cantidad de gente se quedará sin empleo y sin ingresos. Se les pide que se laven las manos, pero no hay jabón.

Lo que se ve venir es una recesión económica a nivel mundial, la informalidad tiene jodidos a mucha gente.  

El planeta está enfermo, los océanos y los ríos contaminados, los bosques devastados, y la gente sin trabajo, mucho menos dinero. Entendemos que son tiempos difíciles, el impacto del coronavirus es de suponer, las calles desoladas y vacías.

“La informalidad nos mató”. ¿Quién está preparado para una crisis así?

Las debilidades se ven a primera vista, estamos en una turbulencia muy grande, y el problema es que nos cogió con los calzones abajo.  

Las tendencias de consumo cambiarán en el sector del turismo, la futura generación de turistas debe contribuir con el cuidado del entorno natural. O nos unimos o nos jodemos. Las autoridades deben propender que la vida vuelva a la normalidad y evitar el uso excesivo de emergencia para regular indefinidamente la vida cotidiana.

La pandemia cambió la forma de vivir de las personas en las grandes ciudades. El encierro deja al desnudo un montón de miserias en la sociedad. El coronavirus no solo cambió nuestra rutina, también nuestros hábitos alimentarios. La vida ha cambiado drásticamente en los países donde el coronavirus se ha proliferado. Las personas se tienen que adaptar a nuevos hábitos.

¿Cómo son ahora los velorios y los entierros?  
Morir por coronavirus es rápido y doloroso, su despedida será ligera y amarga.
Este mal nos golpea día a día, y en lo que más nos duele, y en todos los aspectos de la vida, como de la muerte. “Ya puedes rezar, que tarde o temprano en polvo te convertirás”. Esto lo resume, todos nos vamos a morir de algún mal, algún día.

Antes se les hacia todo un ritual a los muertos, un velatorio, una caravana al cementerio o al crematorio. Pero todo esto, ya no es posible. Ahora, el servicio es lo más sencillo posible, hay guardas para controlar el ingreso y egreso de quienes dan su último adiós. Hasta los refranes perdieron validez. Ir al cementerio a dejarle flores a los muertos quedó prohibido, muchos menos quedarse vagando por ahí.

La Ruta del Conflicto.
La ciencia ha mostrado evidencias de la relación entre la aparición de nuevas enfermedades y la devastación de los ecosistemas. Este año para el Medio Ambiente es un ‘Súper año’ para la biodiversidad. 

Nunca en la historia de la humanidad los ecosistemas se habían alegrado tanto como lo están hoy, porque no hay quien los perjudique. La ciencia ha dicho que: si no se toman acciones, el cambio climático "va a generar dolor y sufrimiento humano parecido al que estamos viviendo ahora". Y añade que "es una profecía que está muy bien documentada por la mejor ciencia disponible en el mundo".

“Parte de lo que viene experimentando el mundo en los últimos años con presencia de nuevos virus, mutaciones, enfermedades o nuevos vectores de enfermedades en lugares donde no existían, es el resultado del aumento de la temperatura, de la pérdida de los ecosistemas y del comercio de vida silvestre para fines domésticos”.

El responsable del contagio no es otro que el ser humano. El uso de la tierra para la expansión de la frontera agrícola, así como el asentamiento de ciudades, "han hecho que el hombre llegue a sitios donde antes no llegaba". "Está perfectamente documentado que están cambiando los patrones de distribución de los organismos que transmiten estas enfermedades".

Existe una interconexión entre el ser humano y sus acciones con todos los organismos que habitan la tierra y los elementos que la conforman.

 La industria aeronáutica mundial está en tierra, innumerables negocios y fábricas están cerradas y miles de millones de personas se han visto obligadas a quedarse en casa. “La demanda está apagada, de manera muy dramática en muchas partes del mundo”.

En este oscuro rincón, el mundo se sorprende con el colapso de los mercados, las señales lo dejan ver. “El problema es que nadie quiere ser el primero en quebrarse”. La vida permanecerá suspendida durante este colapso, sin la mala fe de muchos.

Es un momento desesperado en la historia del hombre en la tierra. La reclusión de una ciudad silenciosa y cautiva, frágiles y ocultos tras una colcha de retazos, nos mostramos blandos a la hora del fracaso. 
Me imagino a mí mismo dentro de unos días, junto a la fugacidad de la vida, mirando el futuro con más ganas que todo mi pasado, navegando en las aguas profundas de mi mente activa por el tiempo de la peste en nuestras vidas.

Fácil fue para un virus develar el espejismo de seguridad y de control en el que vivíamos, es realmente humillante que algo tan pequeño e invisible y casi muerto, pusiera en jaque mate al planeta. Con tanta sapiencia la raza humana, y tanta tecnología, aun se desconoce su origen y su debilidad. Estamos comiendo de nuestro propio cocido, espero que aprendamos al menos algo de humildad de esta situación.  

Intentemos al menos encontrarnos a nosotros mismos. 
Convivir de verdad con la pareja hoy, era todo un reto. Soportar la soledad, peor aún. Manejar bien el tiempo, una odisea, convivir con los hijos, una utopía. 

Andábamos demasiados ocupados haciendo nada, ahora tenemos una oportunidad única para vivir el día. Para hacer amigos en casa, para llenarnos de familia, para discernir y hacer lo esencial, lo útil, lo que en verdad nos haga mejores personas.

 “La riqueza de las naciones” le dio paso al Capitalismo Salvaje, dejando en la calle “los sentimientos morales”; por la avaricia humana.

“La armonía del mercado” esta movida por una “mano invisible” la cual concatena todo, la oferta y la demanda, la producción y la distribución, los precios y los costos, etc.

“Pero esta crisis nos recuerda que, si no se está atento, el mercado puede salirse de control; y si solo se favorece a los favorecidos, la prosperidad, se acaba”.

Si el mercado queda en las manos de quienes no tienen sentimientos morales, el mundo entero se resquebraja hasta reventarse por la avaricia humana.

Esta guerra invisible ha llevado a la humanidad a cortarle el suministro de oxígeno a los que menos respiran, porque su sistema de salud expiro en los brazos del capital privado, haciendo de la salud un negocio lucrativo para unos pocos, y dejó sin camas para atender a sus pacientes. Las consecuencias ya se están sintiendo. 

La crisis del coronavirus ha puesto en aprietos a los gobernantes del mundo, fracturando la economía, la bolsa de valores se ha desplomado en estos últimos tiempos.

Con una falsa concepción de libertad y seguridad del ser humano, se han dejado abiertas muchas puertas por donde se han colado muchos enemigos. Estamos entre la espada y la pared frente a muchas situaciones complejas en este mundo.

Es necesario inventar un nuevo sistema económico en el que el ser humano - y no el dinero - sea el valor central; un sistema en el que se privilegie la circulación de la riqueza y no la concentración de esta.
El encierro nos está haciendo pensar, leer, descansar y otra gran cantidad de cosas que antes no se habían hecho en serio. El mundo está a la espera de que se restablezca la normalidad, esa normalidad que nos ha llevado a este caos en el que nos encontramos. El ciudadano común se pregunta por qué los gobiernos con tanto poder que dicen tener, ¿no han podido con algo así?

La normalidad no volverá, pues “la normalidad era el problema” pero estará de pie para lograr un cambio que nos ayude a todos. Mientras haya un suspiro de vida, y los ojos estén abiertos y en contacto con este mundo, hay esperanzas.

En verdad ningún extremo es bueno, éramos tan insensibles que no nos habíamos dado cuenta que nos estábamos destruyendo, hasta que un enemigo invisible nos dijo alto o de lo contrario no quedara nada ni nadie, deben quedarse en sus casas para que analicen y reflexionen que vale más la vida que el dinero, porque este virus no ve condición social, ni raza, ni edad, ni sexo, reflexionemos y tratemos de ser mejores después de esta pandemia que afecta al mundo.

Es una clara realidad que el coronavirus llegó a atacar a la gente sin distinción de raza, credo o situación económica, y nos tiene a todos con gran incertidumbre. Las consecuencias nefastas de este modelo económico, nos ha esclavizado a todos en beneficio de unos pocos, y nos hace reaccionar de manera inesperada, la mente no deja de analizar las pocas posibilidades existentes. 

Fracasar sin hacer ningún esfuerzo por mejorar la situación, genera impotencia. Hagamos un experimento mental, pensar en el futuro, quizás estos días nos enseñen que tenemos una capacidad de cambiar, mayor de lo que imaginamos. 

No hay una verdadera motivación para hacer lo que nos toca, la educación, la salud, y el trabajo para toda la humanidad se han quedado en el solo querer de los gobiernos. Y el mundo seguirá girando.

Nuestros recuerdos son alucinatorios y lejanos, la ciudad ha desaparecido bajo la soledad de los que se esconden. Me imagino el futuro. Nadie habría pensado jamás que pudiera ocurrir algo así. ¿Acaso volarán menos aviones en el cielo? Esto sería algo realmente genial.

Llevamos siglos viendo los estragos causados por las enfermedades infecciosas, y sus efectos sobre las ciudades parecen curiosamente los mismos. Es mentira o ignorancia pura y dura. Somos como visitantes de otro planeta, social y psicológicamente propensos a sentirnos perdidos en estructuras sociales.

Nuestros cuerpos y nuestras mentes fueron modelados a lo largo de miles de años para vivir en comunidades muy cohesionadas, en los que malvivimos con toda clase de malestares y sufrimientos repetitivos.

El producto de la desigualdad es la ruina de las relaciones sociales, una pandemia de enfermedades mentales, conflictos entre adolescente y una depresión terrible.

JoseFercho ZamPer

LA GEMA

La noche era larga y el frío aterrador, llueven piedras blancas como diamantes, el sol ya se ocultó y no se ve ni la propia sombra. Aún hay mucho por hacer, la candileja se está apagando, es muy poco el querosene que queda para echarle, y el viento sopla como queriendo dejarme empeloto. 

Un tanto asustado, y pensando más de la cuenta, escuché una voz como si alguien me llamara: Joselillo, Joselillo, me decía aquella voz, hubiera podido yo caer muerto del miedo sacudido por el violento trueno y esa luz enceguecedora, sería una ilusión o el sueño que me desvanecía, pues en esta casa sólo vivo yo y mi mujer, me dije. Al instante recordé que ella estaba ya acostada y dormida, me volvió el alma al cuerpo pues supuse que era ella quien me llamaba.

Muchas veces pensé en tapar esas goteras que caían sobre la cama cuando llovía así con tantas ganas, pero al otro día se me olvidaba pues, habiendo dejado de llover no se notaba; pero uno se acostumbra a que le estén echando vaina cada vez que las cosas pasan, apenas abra los ojos en la mañana, me dije; será lo primero que haga para que mi esposa no me deje otra vez con las ganas. Sin reparar muchas cosas en la casa y tantas otras sin comprarlas ella ya no aguantaba. Y en voz baja, para no despertar sospechas murmuraba. 

No estaba la gente aprendiendo casi nada de lo que se le enseñaba, al contrario, perdiendo el tiempo el cual les hacía falta para sus labores diarias, fijó la mirada en sí mismo como diciéndose, ¿Qué estoy haciendo aquí? Más valdría estar haciendo algo útil para mí, envés de estar perdiendo mi tiempo con estas gentes sin esperanzas de vivir. 

Como el agua que corre por los caminos después de un fuerte aguacero, son las personas sin deseos de aprender, se escandalizan ante lo desconocido y corren como gallinas asustadas al ver un ave rapas sobrevolando con ganas de comer.

Y al darse cuenta de lo exigente de la enseñanza, sabiendo que obligaba a un cambio de actitud, los hombres de aquel lugar prefirieron largarse de una buena vez, lejos de allí envés de cederles algún derecho a su mujer, pues sus mentes perturbadas por el machismo mal fundado, o por la falta de verdadera hombría, creían que la mujer no podría ser igual ni como ellos valer.  

El marido se le acercó con un movimiento tambaleante, como si estuviese algo borracho, aunque inconsciente de que su mujer estaba despierta se le fue arrimando y tiró de la sábana hacia sus hombros y se acomodó juntito a ella como quien busca algo de calor. Pero al tocar el cuerpo de su mujer, cargado de aromas agridulces, como si estuviese en un trapiche moliendo caña madura, se trasportó a un mundo mágico de pasión y ternura, de encantos y románticas notas de amor.  Al instante su mujer saltó como liebre en peligro y lo dejó tan frío y pasmado que no tuvo más remedio que dormirse regañado.

Dejando caer lentamente sus párpados, olvidando sus buenos pensamientos, se abandonó al sueño que regresaba, después de estar ya casi dormido en aquel bar en donde andaba. Sólo volvió a despertarse cuando le cantó el gallo junto al oído, pues su mujer lo hacía dormir con las gallinas cada vez que tomado llegaba. 

Pobre Joselillo, negras eran sus noches de vagancia, solo con el tiempo y la paciencia, se contentaba con su amada, esperaba a que se cansasen sus ganas y ya sin fuerzas de pelear, ella misma se daba sus mañas cuando llegaba al mundo la mañana, para así hacerle saber que ella era quien mandaba.

Pero al cantar por tercera vez el gallo a la alborada, a toda marcha tenía que levantarse de la cama. Las labores del campo eran duras y pesadas que no quedaba tiempo para tanta melosería con la almohada. 

Joselillo miró al cielo, el sol había madrugado, no había ni siquiera una nube en el horizonte, un color único empezando a brillar, era un amanecer especial, no quedaba ya rastro de lo que había sido esa noche infernal. En su vida no había visto un cielo como éste, tan hermoso que daban ganas de llorar, por lo espectacular. 

Aunque en las conversas de los viejos ya algunos hablaran de esas raras mañanas de navidad, donde se fundían los cielos con la lluvia y la tierra se llenaba de felicidad. En esos tiempos en los cuales del cielo llovía el maná, y en la tierra había hombres que sabían respetar. 

 Fue así como Joselillo poco a poco fue dejando sus temores y su alma comenzó a llenarse de esperanza, no era para menos pues lo que sus ojos veían lo dejaba sin palabras, solo aquellas que en su mente repetía a cada instante, “Alabado seas tú, Señor, por esto tan maravilloso que puedo disfrutar”.

Sabemos que Joselillo era hombre poco conocedor de la vida, y sin talento para perfecciones cuando de finuras se trataba, aun así, estas insuficiencias no deberían preocupar a los oyentes, pues el tiempo y la experiencia, lo habían formado en paciencia. 

Él era capaz de insistir sin desmayar, aunque su rostro lo acusara, no lo podríamos juzgar de hombre sin talento para esperar, ya que tiempo le sobraba pues convencido estaba de que la vida, aunque corta, muchos años podía durar. Con paciencia y en la práctica, la sabiduría podía hallar, la sensibilidad que había en su alma a muchas personas sabia tocar.

No esperando más de lo que podía dar, y pese a su escasez, grandes metas, pudo alcanzar. 

Por razones aún desconocidas, un hombre puede aspirar mucho más de lo que puede ser o tener.  De en medio de una misma sociedad salen hombres distintos, unos necios, otros tontos, y otros más pocos, con algo de sabiduría. ¿Por qué razón? No lo sé. Y el tiempo está escaso para andar buscando explicaciones a lo que no podemos entender. 

Por estas razones cada persona tiene sus propios intereses, Joselillo hombre ingenuo y torpe de entendimiento, pensaba que todo ser humano era bueno, que todos buscaban el bien ajeno.

Joselillo, un campesino atrapado en una región de gentes muy pobres, pero con grandes riquezas. Como todos allí sabía muy poco de la vida, sus necesidades eran pocas y su nivel de exigencia mucho menor, ya que la tierra les daba para comer y algo más. Allí se casaban, tenían hijos y se morían de viejos, y eso era todo para ellos, no necesitaban más nada ya que no tenían más por hacer.  

Poco a poco la ciudad se iba acercando al campo, las ambiciones de los empresarios los llevaba a expandir sus negocios y esto los hacía ir hasta donde hubiese gente, para ofrecerles todos esos productos que le dan solución y satisfacción a toda necesidad. 

Rápidamente fueron llegando los televisores, celulares, computadores y demás aparatos mágicos que llevan tanta felicidad a sus usuarios. Todas estas maravillas desataron el caos en la región debido a los costos que ellos implican y a la calidad de sus enseñanzas, pues ¿Quién controla a los que nos controlan?  Y esto sin nombrar la calidad de la señal que por allá llega.  

Un buen día, Joselillo se despertó casi a oscuras, a tientas llegó hasta la cocina, puso a hacer el café de la mañana; salió a la letrina, y observó las estrellas que lucían radiantes como faroles colgados en las alturas. 

Los gallos cantaban como sin ganas, y empezaban la búsqueda de algo comestible entre las ramas secas fuera de la casa, hasta los pajarillos sacudían sus alas con pereza. Los ojos de Joselillo se abrieron como admirados, mirando y admirando tal escena, las estrellas se reflejaban en el agua de la pila donde intentaba lavar su cara, y retirar las lagañas de sus ojos aun en pijama. 

Joselillo escuchaba el suave murmullo de un sinfín de animales que empezaban la jornada, algo muy agradable, pues como música sonaba, mientras tarareaba alguna letra que dicha música le inspiraba; en su cabeza siempre había alguna melodía, que lo acompañaba.

Joselillo fue hacia el fogón a reavivar el fuego con algunas astillas de leña que recogió del suelo, donde las tenía amontonadas. Al traspasar la puerta observó un viejo reloj colgado en la pared, el cual, las 3 de la mañana marcaba, mientras una polilla se atravesó en busca del fuego; ¡carajo¡ dijo con enojo, con razón que aun tengo sueño, es que todavía no ha llegado la madrugada.

Joselillo miró el fogón y la olleta bullía el agua, olía a aguapanela, le echó el café y respiró su aroma con una ilusión muy emocionada. 

Un perro tímido, se aproximó al amo ante su llamado, se acurrucó a los pies del amo esperando las caricias que cada mañana, con los pies le daba. Batiendo suavemente su cola agradecía dichas caricias, cada madrugada. Era una mañana como todas las mañanas, sin embargo, Joselillo podía sentir algo más que lo animaba.  

Joselillo, un joven fuerte con ojos color miel, de lucha torpe pero fiera; despierto a todas las opciones de su mundo conocido y con deseos más allá de su humilde choza. Mal hablado, pero sin necesidad de palabras cuando se actúa.

Una sensación extraña le conmovió las entrañas, cuando estaba tomándose su café, inmóvil se quedó cuando quiso moverse, consciente de que la muerte se le acercaba. 

La mano le templaba regándole el tinto del pocillo, en ese momento sacudió su cuerpo con la mente queriendo reaccionar a aquel momento, reaccionó con violencia y el pocillo fue a dar al suelo con todo y café. Sobresaltado golpeó su rostro queriendo despertar. Soy un adulto, se dijo, dando gemidos de aterrado.

Sabía soportar el hambre y la fatiga, se sentía fuerte como un hombre de verdad, pero ahora estaba asustado, no sabía que pasaba dentro de él, tenia algo que lo hacía ver y sentir cosas extrañas.  
  
Su esposa aun no despertaba, era muy temprano como para levantarse de la cama. 

Joselillo se dio cuenta de su situación y tomo una decisión; emprendió camino, pues se sentía un problema para la comunidad. Luego de varios días de caminar, llegó al lugar con el que soñaba desde tiempo atrás, armó una cabaña con madera y se acomodó allí. 

La pobreza es el mismo pecado, pensó; todos los escándalos y muchos de los crímenes se cometen por la cruel necesidad de comer algo cada día. Se durmió buscando   consuelo en los pocos centavos que le había dejado a su mujer en casa. 

Dispuesto a hacer algo mejor de lo ya hecho, se convirtió en una criatura asustada y furiosa a la vez. Había sido simple bestia de carga toda su vida, necesito cambiar mi situación, se dijo. Tomó una taza de chocolate y comió un bizcocho y salió a su aventura. 

Con aire de libertad se marchó a buscar fortuna en una mina de piedras preciosas a un día de camino de donde se encontraba.

Todo el mundo tiene que trabajar para ganarse la vida, pero hay trabajos que no dan ni para comer, pensaba. Por eso desde hoy me considero un guaquero, en busca de mi tesoro, cuando lo halle, vuelvo a casa, pues más vale un pájaro en mano, que cien volando. 

Los mendigos habitan los escalones de la iglesia, los campesinos labran la tierra, pero ninguno obtiene el sustento para su casa. Lamentablemente en su cabeza está siempre puesto el sombrero de peticionario. 

Joselillo descendió lentamente hasta la playa donde se reúne gran cantidad de “caza fortunas” como él, con la ilusión intacta cada día de hallar la solución a sus males. 

La única cosa de valor que poseía en el mundo la había vendido con tal de salir en busca de un tesoro escondido en algún lugar, ya que la mentalidad del pueblo es tan sin sustancia como los espejismos del desierto.

Hacía mucho tiempo que Joselillo tenía entre ceja y ceja, metida esta locura de buscar fortuna en este lugar perdido en medio de la anchura y la altura de las montañas. 

La luz se reflejaba a través de las aguas sucias del rio que bajaba de las montañas, en cuyo lecho se hallaban los escombros de la explotación minera que destrozaba a punta de dinamita las rocas montaña arriba. 

Durante años y más años los lugareños habían vivido de arrancarle las entrañas a la montaña, en busca de granos de oro, esmeraldas, diamantes, o cualquier otra cosa que le dejara alguna ganancia por su labor tan desalmada.

Los peces que vivían en otros tiempos en ese río se habían tenido que mudar para los estanques que kilómetros abajo habían excavado quienes antes de los que estaban ahora, habían logrado sacarle algún fruto a sus largas jornada de rebusque.

Joselillo se quitó camisa y pantalón y dejó su pertrecho junto al sombrero, en algún lugar que consideró seguro. Trabajó como todos sin mediar palabra con sus vecinos, para evitar algún tipo de malentendidos. Sus jornadas eran largas y extenuantes, desde el amanecer hasta el anochecer, y en algunas ocasiones, cuando la luna salía temprano, trasnochaba o madrugaba más que los otros. 

Se movía con precaución, para no levantar sospechas, con los pies sobre la tierra pues conocía las historias de terror que algunos contaban en su pueblo, sobre los guaqueros que habían hallado algo valioso. Con calma, en la luz o en las tinieblas, al sol o bajo la lluvia, seguía su jornada, con su alma puesta en el pueblo de sus amores y sin sabores. 

Por varios meses trabajó y sufrió hambres y dolores, y no halló nada de valor, únicamente ganó para comer algo en el día. Las probabilidades eran escasas, con tantos en la misma necesidad que él, la fortuna se hacía cada vez más esquiva. Como la necesidad era grande y su voluntad aún más, dedicó una noche entera a clamar al cielo, en busca de socorro para sus males, pidiendo y clamando con gran angustia y necesidad, hasta sentir un fuerte impulso de cambiar de lugar donde escarbar.

Sin más espera, Joselillo cogió sus herramientas y sin que nadie se percatara, en medio de las penumbras de la madrugada, se escabulló montaña arriba hasta hallar una gran grieta por donde se profundizó en la montaña. Así empezó a cavar y a golpear las entrañas de la tierra, donde no había ningún otro mortal que lo observara. Ya con la tarde a cuestas, bajó a escondidas por otra salida distinta a la entrada, el sol dibujaba unas siluetas de sombras en la pradera por donde el río se adormilaba. 

Los hombres se preguntaban sin decir nada, ¿Dónde estará el hombre de la cara dura y ojos de tristeza trasnochada? 

Y como un milagro, a muchos se les destrabó la quijada, con murmullos e inquietudes comenzaron a sospechar. ¿Se habrá encontrado alguna fortuna, y por eso no ha venido a trabajar? Otros con menos sospecha decían ¿se habrá enfermado, o quizás de aburrido se fue a algún otro lugar?

Nuestros primeros pensamientos generalmente no son tan buenos, la mente siempre mira en torno suyo con desconfianza, porque queremos ahogar nuestra propia tragedia con la de los demás. 

Al traspasar los lejanos horizontes con su mirada, la soledad no lo quería desamparar, parecía que hasta bien lejos lo deseaba acompañar. Sin remilgos, Joselillo se aventuró a la ciudad. Sin volver a su choza o a ningún otro lugar, donde lo hubiesen visto antes, para evitarse que lo fuesen a hallar.

Ahora caminaba sigiloso pero un poco más seguro de su suerte, proyectaba una alegría mucho más real, sabiendo que en el camino alguien lo podría atracar. Sabemos que todos los días surgen fuerzas oscuras con el propósito de impedirle la alegría a quien se quiera alegrar, cuando triunfa por sus propios méritos, o cuando la fortuna lo ha venido a visitar. 

Todos sus proyectos podrían hacerse realidad, como también irse al traste, si a la ciudad no alcanzaba a llegar. Envolviéndose en su dura caparazón se aisló del mundo y por los montes y collados se deslizaba como culebra cuando encuentra que cazar. 

Creo que el hombre no puede vivir solo, se dijo. Tal vez esté tiempo a solas me ayude a mejorar mi relación con los demás, los vecinos y amigos, y hasta con mi mujer, si es que aún me quiere aguantar. Somos como una jauría, vamos de un lado para otro huyendo o buscando a quien devorar. 

Desde sus años mozos, Joselillo buscaba la felicidad, pero siempre le había sido esquiva, pues creía como todos, que solo con dinero en sus bolsillos se podía alcanzar. 

Devoraba Joselillo las legumbres que podía encontrar en sus largos trayectos de camino 
Hacia la gran ciudad, con algo de terror en su mirada, pensaba en si alguien le pudiese estar siguiendo. Joselillo tenía sospechas de que había coyotes que cazaban a quienes se desaparecían de las charcas sin previo aviso; aspirando los aromas de la brisa y escuchando con mucha atención los sonidos que le fueran extraños, escudriñaba la noche con sus cinco sentidos, dormía con un ojo abierto y el otro cerrado. Cuando escuchaba en medio de su sueño, que su esposa de decía: - ¡Joselillo, Joselillo! Entonces se levantaba. 

Pareciera que esto de la suerte es algo maldito – se dijo- 
No puede ser que cuando uno al fin obtiene algo, se tenga que enfrentar a tantos males y a tantos malos. Pero hoy es un buen día para lograrlo. 

Nuestros sentidos se enloquecen y nos ponen en peligro, la estabilidad y la paz espiritual se desaparecen en cuanto un hombre se aparta un poco del buen camino, ese que la sociedad nos dice que es el que debemos recorrer. 

En la primera hora de la mañana, Joselillo reanudó su camino a la ciudad, iba con la felicidad de poder vender su gema al mejor postor, sin importarle más nada, pues sabía que los traficantes de toda clase de piedras preciosas también lo querrían robar. Pero, aun así, se olvidaba de todos sus temores, para no mostrar agresividad.

Al caer la noche volvió a probar bocado, ya muy cerca de la ciudad, Joselillo se escondió en medio de las tinieblas, en un bosque algo sombrío, pero para él, era seguro. Lucharé contra todo esto y ganaré, pensaba. Esta es mi oportunidad.

Al primer canto del gallo, cuando ya el alba se acercaba, Joselillo recobraba su ánimo. Ya sólo le quedaba una cosa por hacer, entrar a la ciudad y vender su gema.

Se acicaló un poco, lo mejor que pudo, y se fue sin detenerse en ningún lado, casi volaba, solo cuando llegó al lugar donde sabía que compraban este tipo de mercaderías, se detuvo y preguntó con voz reposada.

¿Es aquí donde compran piedras preciosas? Enseñándole las joyas en su mano.

El hombre miró la gema en la mano de Joselillo, con sus ojos bien abiertos lo dijo todo sin palabras, y en voz baja afirmó: si señor, todo eso se lo compramos.

Joselillo vio brillar su gran gema al lado de las otras piedras en su mano, y sintió paz. Permanecieron un buen rato con la mirada puesta en el mismo punto, y luego procedieron a negociar. 

Los sueños y deseos de un buen hombre, al fin se podían realizar, con una gran suma de dinero en una cuenta bancaria, y superados todos los obstáculos, a su casa regresó sin ningún pesar. Su esposa lo estaba esperando, y sin ninguna cantaleta lo recibió en la puerta, en su corazón sabía que, a su lado con dinero o sin dinero muy feliz sería.

Por encima de los sueños siempre está la realidad, pero más vale insistir hasta que con buena música podamos bailar.  

 JoseFercho ZamPer

Amantes del amor.

Hoy la vida me muestra sus renuevos
abundantes cultivos veo yo
tu amor es fecunda esperanza
ternura encuentro en tu voz

y tus delicados y brillantes ojos
inspiran mi alma con elogios
alimentan la llama en mi rostro
dando vida a algo muy hermoso

No fue mi intención, sino el olvido
quien me llevo a alejarme de tu amor
los errores y la indiferencia entre nosotros
le robaron a la vida su color.

Mas, vivo de un gran recuerdo
qué desgasta mi pálida figura
herencia de aquellos que se fueron
ignorando tu belleza y hermosura

Los afanes atormentaban mis ayeres
y afearon el más cálido verano
la Belleza de tus lindos ojos verdes
acogieron mi alma con agrado

Muchas veces me veo a mí, desnudo
sin cuidados para el frio o el calor
me pregunto: ¿habrá para mi futuro?
En tus ojos vuelvo y hallo esplendor.

Y así, desde allá en las estrellas
Sigues siendo mi guardián del corazón.


JoseFercho ZamPer​

Carta a los “Doctores” del Gobierno.

Mi mujer, quien no es una mansa paloma, ha insistido en que escriba esto, y así lo hago porque si no, quien le aguanta la cantaleta todo el año.

Eso de ser patrón es muy chulo, pero ¿Y al obrero qué le den por donde más le duela?

Ya está bueno de querer cogerse los huevos, que dirán las gallinas de su trabajo. Y más encima nos toca tratarlos de “Doctor”, ¡váyanse muy al carajo!

Queridos “Doctores” del gobierno; como rural que soy, y solidario con mis paisanos, os pido paz, felicidad, salud y trabajo para todos en el 2020.

Pero, esos pequeños detalles, insignificantes en sí mismos, por ejemplo, el plan de trabajo, salud y pensiones, a mí me caería lo mas de bien si lo mejoran.

Aunque ustedes no son magos, sí podrían hacer de gobernantes, administradores y economistas que dicen ser, para que la paz y la prosperidad se amañen por estos lares. Y así evitar que nos declaren “muertos de hambre”, a pesar de estar “vivitos y culiando”, y todavía respirando. 

Esta humanidad está a medio camino entre un robot y un ser vivo. Parece ser que los humanos se convierten cada día en una clase de materia animada; no son robots ni son humanos, sino, organismos con motivaciones específicas.

Ningún ser humano tiene su futuro asegurado, pero si cooperamos entre todos, podremos tener uno. Pero muchos no tienen ni puta idea de eso.

Cuando se descubra cómo lograr que las personas sean “humanas”, no solo se obtendrá un futuro, sino uno lleno de esperanza.

Quizás, en el futuro, se pueda lograr que las personas se muevan de forma espontánea en favor del otro, para que se reúnan en grandes grupos y obtengan inteligencia colectiva y así dar solución a sus propias necesidades, como los desafíos ecológicos que supone el cambio climático.

Es difícil saber ahora si esta forma de vida “mutante” en la que estamos, tenga consecuencias no deseadas; puesto que, sin amar al otro, nuestro propio bien "no durará mucho".

Estamos engañándonos a nosotros mismos, porque él que solo se considera a sí mismo, se va quedando en el olvido de los demás.

¿Usted no sabe quién soy? Soy de la familia del cantante ese que canta reguetón.



JoseFercho ZamPer