La soledad de las ciudades


Una mujer mira por la ventana de su apartamento desde un treceavo piso, la ciudad está vacía. No hay transporte, las tiendas y negocios están cerrados, y las autoridades están en las calles controlando que la población permanezca en sus casas.

Me desperté y me encontré frente a algo desconocido, “una cuarentena”, todavía estoy en shock. La ciudad se ha detenido de repente.

Me gusta el silencio, pero este silencio es extraño, al cerrar los ojos me llegan recuerdos de mi vida pasada, pensé en la muerte, pero no quiero que mi vida se termine.

Ahora casi todo es irrelevante, el trabajo, el estudio, las deudas, en fin, casi todo dejo de ser importante, se trata es de no enfermarse para sobrevivir. El miedo nos llena de preocupaciones, las calles se ven sombrías y desiertas.

Todo estaba muy silencioso, unas personas haciendo fila para entrar al supermercado, sigo sin entender cuál es la urgencia de comprar muchas cosas. Este comprar compulsivo es una locura.

Sentí que mi mundo se había reducido tan solo a mis cuatro paredes. 
Cómo mantener la esperanza si hasta mi voz está atrapada dentro de mi garganta, porque mi mente está ocupada. Y la ciudad es un pueblo fantasma. Espero que los demas mantengan las esperanzas para que, si hay un futuro para nosotros, te pueda conocer.

El pánico nos ha apartado, nos separa por una mascarilla y dos metros de distancia. 

El estado de ánimo de las personas es algo complejo, no es fácil generar confianza consigo mismo. La ciudad está cansada de tanta gente, y se toma su tiempo a solas, eso me lo dijo mi mente. En medio de todo este drama, no puedo evitar ponerme sentimental y melancólico. 

Descubro en mí, una necesidad de supervivencia extrema no tiene ningún sentido pensar en una cuarentena si no voy a sobrevivir, aunque ahora mismo no tengo ninguna conexión con el resto de la gente.

Yo sé que ser social, es una necesidad importante, y también sé qué, encontrar con quien tratar y estar, hace que la vida tenga sentido, pero en esta soledad tengo que encontrarme primero con mi yo interior que con otros. 

El tiempo se ha suspendido, porque la velocidad de las ciudades ha disminuido.
Cuanto deseo salir con mi cámara a tomar fotos a esa ciudad dormida, a esos edificios aletargados como personas somnolientas que posan para la lente cual modelo ofreciéndolo todo. A esas calles sin autos que la acosen, a esos parques verdes y lozanos como acabados de nacer, tan virginales como yo, porque hace tiempo que nadie los contamina. 

Estamos detenidos en un tiempo casi mágico, como en los tiempos de las cometas, cuando solíamos ir a jugar sin que nadie, excepto el viento nos hacía correr tras él.

Quiero que perdure mi vida y se repitan esos felices tiempos, poder así comenzar otra vez, y hacer de nuevo las pilatunas que al principio hacía; volver a vivir, volver a sentir el primer amor, un beso a escondidas, una primera vez para todo, otra vez.

Aunque mi juventud declina, con los recuerdos a cuestas de tiempos idos, yo pregunto y espero que alguien me diga, conque reemplazo mi vida, por que sufrir por nadie, en las noches de luna añoro compañía para no sentirme solo. 

A veces pienso que soy un hombre confundido, pensando en cosas que no pasaran, pero ellas me hacen reflexionar. 

Al fin y al cabo, estos momentos son tristes, pero si nunca volvieran a existir, eso me partiría el corazón, quisiera vivir para volver a oír a mis amigos cantar, y a esos lugares ir, a donde mis deseos me han llevado muchas veces atrás. 

Mis poemas quiero cantar, de lo contrario no se oirán, la vida pasa con el tiempo y el tiempo se hace notorio por la velocidad, (t = d/v).

Recuerdo aquellos días cuando esperaba tu regreso, porque se hicieron eternos, más ahora que no tengo que esperar, son más eternos aun, pues siempre bajo el cielo estás tú.

Esta es una ciudad que, no ha podido resolver los problemas eternos con sus habitantes, personas que piensan que lo social es más importante que lo industrial, y en sus diferencias se han encallado. Las calles siguen atestadas de carros y de contaminación, el trabajo es cada vez más escaso, y a lo largo de 50 años se ha querido resolver su problema clave, pero ningún gobernante ha tenido lo que se necesita para resolverlo, “Voluntad”.

Lo extraño y maravilloso es que, así como está ahora mismo, “sola”, no tiene nada feo; el solo hecho de no tener gente en sus calles, la hace sencillamente fantástica.

Pero en realidad las fotos nocturnas provocan miedo, la tristeza que provoca la soledad nocturna espanta, cual fantasma en la oscuridad. 

Me pregunto, ¿qué hacen las personas cuando nadie las ve?

Las calles están vacías, las terrazas también, “solos como los abandonados”, nadie más que uno mismo para averiguarlo. Detener el tiempo para espiar la ciudad y sus gentes, quien pudiera volar para lograrlo.

Aunque mucha gente se siente sola en las ciudades llenas de personas, el sonido de esta, lo hace a uno vivir. Lo motiva a moverse con entusiasmo, aunque eso mismo sea el problema.

La soledad de las ciudades en todo el mundo es serio y real, peor para la persona que vive sola en su habitación. 

“Afortunadas las mascotas que las puedes sacar a los parques.”

Cada vez se conocen los efectos negativos de la soledad y sus enfermedades. Se alteran los vínculos sociales y se rompen los lazos familiares, tanto con la familia como con los vecinos. Nos damos cuenta de que el aislamiento tiene consecuencias en la salud mental de la población.

El panorama de las ciudades es cada vez más desolador, ante el coronavirus muchas personas se refugian en sus casas, y la incertidumbre por lo que pueda pasar se apodera de los confinados.

Con el cierre de las fronteras y la rigurosidad del encierro, el turismo se eliminó de un plumazo. En plena Semana Santa, y no hay nadie en la Basílica, los feligreses deben rezar y escuchar las misas y demas cultos por la tv o la radio.  

Son muchos los espacios que quedaron deshabitados, apenas los mueve el viento, pues no hay quien los use, se quedaron sin su función.  

La ciudad es otra sin los humanos, ahora es casi una ciudad ‘fantasma’.

“Al caído caerle”
Las ayudas estipuladas para las personas en necesidad, se las están quedando entre los mismos de siempre, los contratistas y los contratantes. 

Mientras la cuarentena seguiré tratando de entender mejor mi vida, con el propósito de no repetir mis errores, y, sí me es posible, haré un: Reboot Factory Settings.

JoseFercho ZamPer

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