De los cambios urgentes para la vida.




La lucidez de los que ya van a partir, clarifica que cosas debiéramos cambiar en nuestra vida.
             
La gente muere más por depresión u otro trastorno mental, que por la enfermedad misma.

Nadie se enferma porque quiere, el asunto es que la sociedad moderna tiene en su cabeza un cáncer mental, que se va desarrollando todos los días.

Yo creo que el egoísmo nos lleva al punto de echarnos a la pena y caer en un abismo profundo donde no hallamos a nadie que nos ayude a salir, mucho menos a Dios.

Los sentimientos de depresión, soledad, vacío y hasta culpa; son solo sentimientos, los cuales pueden cambiar con ayuda del amor, tanto de la familia como el propio.

El buscar culpables de nuestras desgracias no soluciona nada, la mayoría de las veces la culpa es de uno mismo, por no ser capaz de hablar o expresar los sentimientos por los demás, otras veces es de la misma familia, quienes tampoco ven lo que le sucede a uno de sus miembros y lo dejan solo con sus propias cargas o culpas. Y esto genera un verdadero sentimiento de soledad, un sinsentido de vivir.

Todos damos señales de tristeza, soledad y abandono; pero a veces es más fácil verlas en uno mismo que en el otro, debido a la indiferencia.

Escucho con alguna frecuencia a personas decir: ‘preferiría estar muerto’, o ‘quiero morirme’ o ‘yo debería estar muerto’. Pero en verdad nadie quiere morirse, excepto cuando se pasa por problemas tan serios que se es incapaz de solucionarlos.

La salud mental de las personas es un asunto serio de atender, en este mundo de tanta locura e histeria colectiva, todos estamos expuestos a sufrir trastornos depresivos o enfermedades inventadas. Más aun, cuando han sucedido casos anteriores en la familia.

¿Si vale la pena vivir?

Cuantas veces hemos sentido que la vida no vale la pena vivirla, yo creería que muchas. Hay mujeres que piensan que tener hijos no vale la pena, porque solo se viene a este mundo a sufrir. Y en muchos casos, es así, sin duda.

Pero ¿Realmente es así la vida, o nosotros lo complicamos todo?

A juzgar por una oración que durante toda la vida la hemos repetido como loras mojadas, sin discernir lo que dice, hemos creado una vida realmente dura.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Lo que realmente nos ha maltratado la forma de vivir en este hermoso planeta, han sido las expectativas respecto a cómo debería ser el mundo o cómo debería actuar tal persona.

Cuando nos afirman que “tú no te mereces nada”, “sí no fuera por mí” “te vas a ir para el infierno” y cantidad de reproches de ese estilo; y nunca te expresan amor ni compasión, sencillamente nos están ubicando en un mundo en el cual,” No merece la pena vivir”; sin ninguna duda.

Si a un niño, fuera del maltrato psicológico, le falta el alimento y muchas otras cosas, ¿Qué lo puede motivar a vivir? Con sus pensamientos y emociones respecto de su vida, ¡cómo actuar mejor frente a los demás?

Sufrimos más por los conceptos equivocados sobre la vida, que lo que realmente se sufre viviéndola. Aunque no todo es felicidad, sí podemos vivir bastante bien en esta tierra.

 La gran mayoría de los jóvenes hoy, no les agrada el campo, sino de paseo o diversión. Pero a quien le va a gustar algo de lo cual todos reniegan; se imaginan sufriendo porque allí no hay sino problemas, hambre, muerte, bichos, y toda clase de forajidos. Lógicamente, “no vale la pena estar en una finca así de horrible, donde todo da perdidas. ¡qué horror! ¿No tiene sentido verdad?

Desde niño he escuchado a los finqueros quejarse de que el campo no da nada, pero en realidad, ellos son los más ricos del pueblo; y sus hijos han ido a la universidad, en muchos casos, privada.

¿Como disfrutar de algo que todos dicen, ser malo?

Simplemente hemos aceptado las opiniones amañadas de otros, que generalmente son con doble propósito, para que no les cobren impuestos, o para que les paguen mejor sus productos, o simplemente por la mala costumbre de lamentarse por todo.

Por lo consiguiente, alguien que ya ha vivido lo suficiente, puede transmitir un mejor concepto de ella, la vida. Más, cuando ya está de partida de este mundo.

Los fracasos, son una gran oportunidad para replantearnos como estamos viviendo la vida. Cuando las cosas se ponen difíciles, es cuando realmente aprendemos.

Mi esposa murió por una enfermedad de más de dos años, ya en sus últimos días compartíamos de lo que hicimos y no hicimos, de lo que le hubiese gustado hacer, pero por las razones de estar ocupados en todo, no nos ocupados de nosotros mismos.

Tocamos varios aspectos como: el estudio, el trabajo, la pareja, los hijos, y las relaciones personales con el resto de familia y amigos.

El estudio. Ella era consciente de que la carrera que estudió no era la que realmente deseaba; pero por razones prácticas, sus padres le motivaron a estudiar contaduría. Aunque eso no la hizo infeliz, si le impidió estar más a gusto con su trabajo. De ahí surgió nuestro deseo de que los hijos escogieran qué querían estudiar.

El trabajo. Una de las dificultades del trabajo de ella, era la dependencia total de los clientes a la contabilidad, inventarios, nómina y demás asuntos contables e impuestos. Siempre se mantenía trabajando, hasta en casa. Esto impide disponer de mas tiempo para la vida normal.

Otro asunto complicado es la responsabilidad, ella era tan responsable con todo, que prefería no dormir, con tal de mantenerse al día con sus labores. Pero, aun así, no se lograba, pues trabajo siempre hay, y los patrones son felices teniendo ocupados a sus empleados, sin tomar en cuenta a sus familias. 

En asuntos de pareja, también hubo dificultades, todos ocupados laborando para tener algo para darle a los hijos y demás necesidades; se sacrifica demasiado el tiempo de pareja, para salir juntos, caminar tomados de la mano como enamorados, y demás actividades que enriquecen la relación.

Otro asunto bastante triste en la pareja es, la incapacidad de alguno de los dos, de expresar sus sentimientos. De abrir el corazón al amor, de agradar al otro, de darse sin temor a una relación siempre romántica y viva, como si todo fuese mal visto.

Recuerdo muchas veces que me regañaron porque me agradaba estar junto a ella, en todos lados. Muchos me decían que era más pegado que un chicle, que yo sufría de dependencia, y para estar en paz con los demás, muchas veces nos reprimimos de ser cariñosos en público.

El asunto con los amigos era otro problema, el pasar tiempo con ellos es ya casi imposible, con tantísimo ajetreo diario, no queda tiempo más que para descansar en casa, y es bien difícil incluso poder encontrarse con ellos, pero en verdad que tener amigos, es muy saludable para la persona, como para la pareja. Es muy bueno cultivar las buenas relaciones con la pareja como con los amigos y la familia, de ello depende en mucho nuestra salud mental. “No hay quien no extrañe a los amigos de su juventud”.

El ser feliz, es el asunto más importante de la vida del ser humano, y es necesario realmente ser valiente y esforzado para buscar la felicidad en este mundo. La gran mayoría de las personas vivimos una vida muy infeliz, casi que puedo decir que vivimos una vida desgraciada.

Nadie sabe exactamente cómo se debe vivir. Hay muchos que dan concejo sobre cómo se debe vivir, pero el asunto es que para vivir bien se necesita no estar obligado a rebuscarse la comida del día a día para subsistir, que es el caso del 90% de la población.

Para vivir bien, es necesario cambiar muchos aspectos que son negativos en nuestras vidas. Se debe tener el valor para intentar algo nuevo, como estudiar lo que nos agrada, cambiar de trabajo si el que tenemos no nos satisface. El ideal es hacer realidad nuestros sueños, aunque en esto se nos vaya la vida, la decisión es suya.

Generalmente los padres nos hemos perdido la mayoría de la infancia de los hijos, por estar trabajando juntos para sacarlos adelante, en mi caso, he dicho que me faltan cinco años de la infancia de mis hijos, no los recuerdo como tal. Seguramente, se quedaron envolatados entre el ganar dinero para salir con ellos. A veces nos convertimos en esclavos del tener más cosas.

El éxito se mide mejor por la calidad de las relaciones con los demás que hayamos cultivado, que por las cosas que hayamos acumulado. Eso lo entendemos cuando ya estamos bastante adultos y nos vemos y sentimos un tanto solos.

Hemos mantenido una existencia mediocre, solo por el hecho de no buscar con entusiasmo la felicidad, para llegar a serlo.

El cuento de que le tenemos miedo al fracaso es solo un cuento, la realidad es que siempre hemos tenido miedo al éxito, ya que nunca lo hemos tenido en verdad, mientras que el fracaso siempre ha sido nuestro compañero fiel. Muchos temen el hacer algo nuevo y distinto, porque se prefiere lo malo conocido que lo bueno por conocer.

La estabilidad suele ser enemiga de la felicidad, porque por estar cuidando el puesto, nos acostumbramos a vivir mal, a un trabajo por el ingreso que se recibe, a cambio de hacer algo que le agrade, aunque se gane menos.

La felicidad es una elección, uno elige ser feliz o pasársela mal, cuando una persona piensa que nadie hace las cosas mejor que ella, o que de ella dependen los demás, acaba sacrificando su propia felicidad.

Siempre podemos hacer más por quienes nos aman, y es, valorarlos lo suficiente.

La insaciable sed de notoriedad suele ser letal.
Muchas veces queremos hacer demasiadas cosas con el propósito de figurar, deseamos tener bastantes amigos en las redes sociales con el objetivo de obtener “me gusta” para agradar al ego. Pero en la práctica, se hace insostenible y terminamos autolesionándonos.

Otros, nos inventamos una gran cantidad de historias y cuentos para mantener fascinados a los lectores, y así sentirnos admirados y hasta respetados. Para muchos, todo esto es cuestión de vida o muerte. Cuán abrupta y catastrófica es la transición de una etapa de la vida a otra.
 Todo comienza como un juego de niños en el bosque, pero en muchos casos termina desequilibrándonos.

En mi opinión, la muerte ha sido un factor motivador para los cambios que le he estado dando a mi vida, generando en mí una razón suficiente para querer vivir.

Antes mi vida era algo así como cuando salía a un paseo, y al regresar, después de haber visitado lugares maravillosos, solo había tomado fotos en blanco y negro, sin el sonido de las aves, ni el aroma de las flores, ni el sabor de las comidas. Ahora estoy aprendiendo a tomar videos en 4 K.

Necesitamos reconocer con la debida humildad, que las dificultades de la vida nos están estropeando nuestro verdadero vivir, debemos sentir la brisa y el agua caer sobre nuestro cuerpo, también conocer lo temporal de la naturaleza humana, antes de que nuestros hijos ya no quieran ni vernos.

De modo que más allá de los desequilibrios y de las crisis no sucede "cualquier cosa", no está el caos, sino el reordenamiento de una estructura que funciona en forma distinta. Todo nuevo orden, toda nueva estructura, tiene su origen en una crisis de un estado anterior. Las crisis no son, pues, los umbrales del caos, sino puntos en los que los sistemas sufren cambios estructurales drásticos, porque la estructura que tenían hasta entonces les resultaba muy costosa y no podían ya mantener en funcionamiento.

Los organismos siguen secuencias de crisis y colapsos de estructuras que transcurren en una forma previsible, antes de dar con alguna transición hacia lo patológico y hacia la muerte.

Si en alguna etapa de la vida no sucedieran desequilibrios, o si todo fuese perfecto, o, estático, el resultado sería monstruoso; un bebé se podría quedar siendo bebe toda su vida. Así mismo en cualquier etapa de la vida.

A primera vista se diría que, si le ponemos ciertas restricciones al niño, el resultado sería que interferimos en su libre desarrollo, pero en realidad lo que se logra es encausar y generar capacidades para su pleno desarrollo.

Siempre y cuando las restricciones no le impidan desarrollarse como persona, las restricciones impuestas por los padres deben tener sentido. Este sentido es, justamente, el que ellos se esfuercen por descubrir las leyes de la vida, lo bueno del valor del esfuerzo, y no, el facilismo del que todo lo tiene sin merecerlo.
  
La complejidad de la vida en la Tierra solo se entiende como una consecuencia del fluir de la muerte sobre la vida. Si su propósito en esta vida es estar siempre en los niveles inferiores, no necesitas ningún esfuerzo, menos reglas o leyes. Pero si deseas pertenecer a un nivel jerárquico más alto, como consecuencia de estos deseos, tendrás que enfrentarte a un aumento de complejidad consistente en la aparición de nuevas estructuras y nuevos procesos, por ende, nuevas normas o restricciones.

Tanto el camino del ganador como el del perdedor, está lleno de crisis y cambios complejos que implican el estar vivo, estos son eventos necesarios.

No solo en el tiempo, pero con el tiempo, Dios creo los cielos y la tierra. SAN AGUSTIN

EL Hombre tiene una paupérrima idea acerca de cómo funciona la vida, de cuál es la misión que tenemos aquí en la tierra, no tiene más que conjeturas.

El hombre es en sí mismo el ser más maravilloso de la naturaleza. Pero ningún hombre nace sabio.

El niño está ubicado en una cultura que incluye la concepción de todas las cosas existentes. Cuando el niño nace, las condiciones cambian: el estado de equilibrio fisiológico de la vida fetal se rompe, y el traumatismo del parto causa una situación de angustia tan severa que se ha llegado a pensar que toda angustia posterior, incluso la de la vida adulta, es consecuencia de este cambio tan severo.

Esa angustia del nacimiento duraría desde que se rompe la relación intrauterina con la madre hasta que el recién nacido tiene por fin la primera inspiración.

Cuando el bebé logra saciar su hambre y sentirse confortado por la cercanía del pecho materno, va configurando lo que se dio en llamar "la experiencia de satisfacción" (S Freud).

Pero la demora y la falta de satisfacción tienen otra consecuencia: dan origen primero a la alucinación y después al pensamiento. Esta ley, que en un sentido genérico es una función restrictiva paterna, vincula así la paternidad tanto con la restricción como con el límite impuesto a la satisfacción.

Al principio del tiempo todo era infinito, pero el desarrollo social del hombre ha hecho que todo sea limitado y escaso.

Las mujeres tienen una edad en que necesitan ser bellas para ser amadas, y otra en que necesitan ser amadas para ser bellas, mientras que el hombre tiene la edad de la mujer a la que ama.

El hombre envejece cuando deja de jugar, y cuando abandona sus ideas para crear.

Como el ser humano posee identidad, tiene un nombre e historia, puede pensar y crear, por esto le teme tanto a la castración, al abandono como a la muerte.

La vejez es la edad de emprender aquellas tareas que habíamos esquivado en la juventud porque nos hubieran llevado demasiado tiempo.
De todos los cambios temporales que puede sufrir un organismo, los más angustiosos y drásticos son el envejecimiento y la muerte.

Debemos conocer la gozosa aventura que es la vida, como sus infortunios, sus penas, y sus calamidades. Sabemos que en este mundo hay: pobreza, desigualdad, envidia, crueldad, avaricia y muchas más cosas que afectan el buen vivir, pero también podemos aprender a enfrentarlas y a salir victoriosos.

Nos pasamos horas y horas mirando mundos irreales, que la distinción entre ficción y realidad se vuelve más y más confusa.

Los problemas de conducta comienzan al inicio de la niñez, marcados por la falta de atención de los padres, y los problemas hogareños, como los castigos físicos o psicológicos. Los abusos disciplinarios que sufren los niños solo exacerban su ya frágil estado mental, que en muchos casos son un infierno.

La inestabilidad mental se hace más notoria con el trato inhumano, que a menudo se convierte en un círculo vicioso, donde lo uno conlleva a lo otro.

El ser humano vive con dolor, no solo dolor físico sino espiritual, con voz enojada, y por los secretos ocultos, vivimos en guerra con nuestros demonios internos; somos vistos como una amenaza. Se pasa sus últimas horas en la tierra paseando por las calles, sin amigos ni quien lo consuele. Deprimido y paranoico, se refugia en su casa a solas, por su infancia violenta y una tensa relación con su padre, se precipitan tales eventos.

¿De qué estamos hablando?

De la muerte, un personaje implacable que penetra el corazón mismo de la felicidad y nos arrebata lo más amado en esta vida.

De la serie “Cuando camino por ahí y me pregunto”.

JoseFercho ZamPer

3 comentarios:

  1. Don Jose! Más cierto no puede ser ... Le tenemos miedo al éxito.
    Siempre hay que salir del pasado y la zona de confort por qué alli está la vida plena y nueva.
    Fuerte abrazo, quedo atenta para los próximos escritos.

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  2. Me gustan tus reflecciones de la vida Dios te bendiga compadre

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